Pese a que para muchos el proceso de fusión que vivió D&S con Falabella durante gran parte de 2007 fue un fracaso, debido a la negativa de las autoridades regulatorias para aprobar la unión comercial, para Nicolás Ibáñez Scott no lo fue.Durante el período de integración que llevaron a cabo ambos retailers, y en las decenas de reuniones que tuvo el comité de fusión, el cual estaba compuesto por el ex controlador de D&S, Ibáñez aprovechó para acercarse al clan Solari y conocer en detalle cómo una de las más influyentes familias del retail sudamericano había preparado la incorporación de todas las ramas del clan y, lo que era de interés de Ibáñez Scott, cómo los descendientes de los Solari Magnasco y los Solari Falabella eran parte de los nuevos aires de Falabella y el resto de las inversiones ligadas a estos apellidos.El ejemplo de la familia de ascendencia italiana no fue lo único que comenzó a analizar Ibáñez. Con la ayuda de asesores, el empresario -a la par del desarrollo de las conversaciones con Wal-Mart durante 2008- empezó a idear los primeros pasos de lo que sería la fórmula para determinar el destino de la nueva generación que se haría parte de D&S y, al mismo tiempo, tomaría control sobre el patrimonio de la familia, el cual podría incrementarse de prosperar las conversaciones con el gigante estadounidense, que a esas alturas ya sumaban varios intentos fallidos durante años anteriores.Fue así que junto a su primogénito, Nicolás Ibáñez Varela, comenzaron a consultar a especialistas para establecer un family office- instituciones para administrar los fondos familiares-, cuya etapa de implementación está en etapa avanzada de desarrollo.Uno de los primeros acercamientos con la materia fue el pasado 19 de noviembre.Luego de recibir una invitación de LarrainVial, donde trabajaba hasta mayo pasado su hijo, Nicolás Ibáñez asistió al encuentro privado "Cómo organizar y desarrollar en el tiempo un Family Office", organizado por el banco de inversión y el ESE, la Escuela de Negocios de la Universidad de los Andes. En la oportunidad, tanto padre e hijo, según comenta uno de los exclusivos asistentes, se mostraron muy interesados en conocer más sobre los family offices, en un período del año en que las tratativas con Wal-Mart estaban entrando a una etapa decisiva.La invitación no respondió sólo al contacto que tenía el hijo, hasta ese entonces miembro de la institución financiera, sino que fue el propio Ibáñez Scott quien contactó a LarrainVial para buscar su asesoría en la conformación de un family office, y en la administración de parte de los recursos que obtendría de la venta de su porcentaje en la matriz de Lider.Administrar la abundanciaLuego de dos procesos de OPA vividos a comienzos de año en la supermercadista, en la cual el clan Ibáñez se deshizo de parte del 63% que mantenían en D&S, quedándose con el 25% y con cerca de US$ 1.020 millones en los bolsillos, la conformación del family office de Nicolás Ibáñez empezó a correr por un carril de mayor velocidad. Era el momento, la liquidez mandaba, como relata un cercano al círculo de Ibáñez Scott.Fue así que además de los contactos con asesores institucionales ya hechos a fines de 2008, con el fin de idear la mejor estructura para dar cuerpo a esta organización, la que manejaría un capital inicial entre US$ 400 millones y US$ 500 millones, durante los primeros meses del año en curso Nicolás Ibáñez comenzó a gestionar contactos con asesores legales, teniendo un rol protagónico su amigo Alberto Eguiguren, quien siempre lo ha asesorado en muchas de sus inversiones y que hoy tiene un sillón en el nuevo D&S.A ello se ha sumado la reciente búsqueda de un asesor externo que llegue al nuevo family office, quien tendrá la responsabilidad de rentabilizar los próximos pasos que dé esta nueva organización. En ella ya tiene un rol protagónico Nicolás Ibáñez Varela, quien durante estos meses se meterá de lleno en esta nueva aventura empresarial de esta rama de los Ibáñez, antes de emprender el rumbo hacia Harvard, donde realizará un MBA.Mientras el family office no tome la forma deseada, ni tampoco haya un ejecutivo de alto perfil -lo que buscan actualmente los Ibáñez- que administre la riqueza, los recursos provenientes de la venta de D&S seguirán siendo manejado de manera conservadora, puestos en un portafolio diversificado en varias monedas, asegura un ex colaborador de D&S y muy cercano a la familia.Y aunque el ideal es que sea un ejecutivo quien ocupe este cargo, dentro de las opciones que manejan los Ibáñez no se descarta que sea un banco de inversión quien administre los destinos de las actuales y futuras incursiones de esta rama de D&S. Todo está por definirse.Lo que sí está claro es que Nicolás Ibáñez y sus tres hijos no se quedarán exclusivamente con su porcentaje en D&S y el negocio agrícola y lechero en el sur. Como asegura un ejecutivo cercano a Nicolás, él quiere asegurar que el patrimonio de su familia se mantenga en el tiempo, tal como su padre, Manuel Ibáñez Ojeda, quiso que sus supermercados se expandiesen por Chile de la mano de sus hijos.Mirando a los SolariDentro de las alternativas que acomodan a esta rama descendiente de Manuel Ibáñez Ojeda, fundador de la cadena de retail, está un modelo similar al empleado por los hijos de Reinaldo Solari: el family office Megeve.Al mando de Carlo Solari Donaggio, Megeve se ha tranformado más que en un family office. Según miembros del clan Solari, esta organización es una verdadera "incubadora de proyectos". De acá es de donde salió la posibilidad de que el clan ingresara al negocio de las sanitarias, lo cual materializaron con la operación del holding Aguas Nuevas, el que vendieron al Santander Infrastructure Fund II en noviembre pasado.Es a través de Megeve que el grupo familiar decide las mejores alternativas para invertir los recursos obtenidos de ese proceso. Por el momento, relata un ejecutivo ligado al clan, la decisión ha sido mantener un perfil cauto y conservador, sin tentarse por las oportunidades del momento. Es así como los casi US$ 300 millones que se habrían recaudado en dicha ocasión, siguen invertidos de forma mayoritaria en instrumentos de renta fija.Es justo este tipo de actividades las que quiere manejar Ibáñez y su descendencia. El poder participar de un modo activo de nuevos negocios, sin la presión de estar ligados netamente al retail, como lo estaban haciendo hasta ahora.El camino independiente de FelipeCon igual grado de liquidez, el mayor de esta dupla de hermanos Ibáñez (cinco en total, tres hombres y dos mujeres), con el paso de los años ha ido diversificando sus inversiones, lo cual debería mantenerse a partir de este año, cuenta un ex director de D&S.Con presencia en el sector agrícola, algo que los tres hijos de Ibáñez Ojeda han hecho, Felipe Ibáñez seguirá ligado a este sector, aunque por ahora mantendrá en stand by el deseo de formar un family office, tal como lo está haciendo su hermano Nicolás.Al igual que Nicolás, Felipe ha invertido gran parte de los recursos obtenidos de la venta de Wal-Mart en instrumentos con rentabilidad moderada, atendiendo a los inciertos tiempos que corren.Esperando, como relata este ex ejecutivo, el momento para realizar inversiones.Donde no está esperando el tiempo correcto es en una de sus actuales empresas: la viña Anakena.Luego de haber formado esta compañía junto a un grupo de ex compañeros del Grange hace más de diez años, en la cual hoy Ibáñez es presidente, la firma vitivinícola ha incrementado su presencia, teniendo en la actualidad más de 400 hectáreas repartidas en los valles de Colchagua, Leyda y Cachapoal, cuya producción se exporta en casi su totalidad.De todas maneras, aunque los caminos de los dos ex controladores de D&S se mantengan separados, tal como lo han hecho hasta ahora en sus inversiones particulares, muchos de quienes los conocen no niegan la opción que, llegado el caso y se presente una buena oportunidad, ambos hermanos acudan en conjunto y vuelvan a invertir. Todo depende de la ocasión.Las cuatro generaciones del retailAunque para muchos Felipe y Nicolás pareciesen ser los precursores del imperio D&S, hoy en manos de Wal-Mart, los dos hermanos Ibáñez son ya la tercera generación que da vida a este negocio, y que de paso, están preparando a otros ocho (cinco hijos Felipe y tres Nicolás) para seguir adelante con una tradición empresarial iniciada hace más de un siglo.Si bien han sido estos hermanos los que más lejos han llevado el negocio iniciado a mediados del siglo veinte, llegando con los supermercados a todo Chile, instaurando el formato de hipermercados y abriendo D&S incluso en la bolsa de Nueva York, todo partió con Adolfo Ibáñez Boggiano, importador de té y hierbas, y que pronto comenzó a armar empresas productivas y de comercialización de diversos productos en la Región de Valparaíso.Cuando murió Ibáñez Boggiano, en 1949, fueron sus dos hijos varones, Pedro y Manuel, quienes se divieron el negocio: Pedro con la producción, que más tarde sería Córpora, y Manuel con Ibáñez y Compañía, la génesis de D&S.Fue a partir de ese momento que las dos ramas de la familia, los Ibáñez Ojeda y los Ibáñez Santa María, siguieron rumbos cercanos, pero separados.Luego de que los hijos de Manuel Ibáñez terminaran sus estudios, en la década de los ochenta ambos hermanos, Felipe y Nicolás, tomaron poder en D&S, empresa en la cual han ejercido influencia por casi treinta años, y de la cual hoy comienzan a desligarse para pavimentar el ingreso de la cuarta generación.
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