Una ola de indignación pública recorre Estados Unidos y en el centro de ella están las empresas. Las autoridades y la población común, agobiada por el peso de la crisis, están cansados de oír sobre el derroche de las empresas, especialmente aquellas que han recibido rescates del gobierno financiados con el dinero de los contribuyentes.Y el último de estos escándalos es Citigroup, el banco que ha recibido US$ 45.000 millones en ayuda federal, está gastando ahora US$ 10 millones en remodelar las lujosas salas de reunión para su director ejecutivo, Vikram Pandit, y sus principales ejecutivos.En su defensa, Citi, dijo que el proyecto le ayudará a ahorrar dinero en el futuro porque reduce el espacio que ocuparán los ejecutivos. Pero las lujosas instalaciones, y las finas terminaciones, son difíciles de digerir para una población que sufre por el desplome de sus ingresos.El banco, ya había sido blanco de las críticas en enero, por la compra de un jet de US$ 50 millones para sus ejecutivos. Pandit tuvo que anular la orden y cuando testificó ante el Congreso al mes siguiente aseguró que entendía la nueva realidad del banco y limitaría beneficios a ejecutivos y gastos. Pese a ello, a comienzos de marzo se supo que Citi pagó US$ 13 millones a 1.900 empleados después de suspender sus viajes a convenciones de la compañía en un resort en Bahamas. “Estábamos obligados por ley a hacerlo”, explicó la vocero de Citi, Susan Thomson. Esta semana se reveló además que Pandit recibió compensaciones por US$ 10,8 millones en 2008, además de un salario de casi US$ 1 millón anual y opciones de acciones por US$ 1,6 millón.Otros cuestionadosCiti no es el único bajo la lupa. Un grupo de parlamentarios está presionando para que el banco Northen Trust devuelva los US$ 1.600 millones que recibió como parte de un rescate estatal. La polémica estalló hace un mes luego de que una publicación del espectáculo en Los Angeles revelara la extravagante fiesta que organizó el banco como parte de su patrocinio al torneo del golf profesional. El banco pagó los pasajes de avión de sus invitados en primera clase y los alojó en costosas suites de lujo. Para la celebración arrendó el famoso club House of Blues, y los eventos fueron animados por grupos Chicago y Earth, Wind & Fire, y la cantante, Sherly Crow. Además repartió como recuerdos valiosos adornos de la tienda de joyas Tiffany.Wells Fargo, que recibió US$ 25.000 millones de ayuda, también fue duramente criticado el mes pasado realizar lujosos eventos para sus clientes. La firma, prometió recortar los auspicios al torneo de golf Wachovia Championship que se realizará mayo, pero se negó a suspender los gastos.No pago de impuestos El congresista republicano, John Lewis, agregó nueva evidencia contra las empresas ayer, al denunciar que trece de las compañías que han recibido ayuda deben US$ 220 millones en impuestos.Como una reacción a esta serie de revelaciones, unas 10 mil personas se reunieron ayer para protestar frente a las oficinas de 150 bancos en 35 estados de todo el país, en un masivo evento denominado “día de acción contra los excesos de las empresas”.
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