lunes, 2 de marzo de 2009

Los gigantes empresariales nacen en tiempos de crisis

Siete de los principales iconos empresariales de Estados Unidos nacieron en tiempos de crisis. La historia de compañías tan míticas como Procter&Gamble, IBM, General Electric o General Motors comenzaron en momentos que no se distinguen mucho de los actuales, cuando una profunda crisis económica azotaba el país. Dicen que en tiempos difíciles se forjan las grandes fortunas, aunque también caen imperios. Eso es precisamente lo que le está ocurriendo a dos de los emblemas del orgullo patrio: General Motors y Ford.
A principios del siglo XX, los avances tecnológicos contrastaban con la complicada situación que atravesaba Estados Unidos. En aquellos días del presidente Theodore Roosvelt, antes de la creación del Banco Central, las instituciones de crédito dependían única y exclusivamente de sus mecanismos de estabilidad. Ello supuso un problema en 1907, cuando numerosos bancos trataron de mantener las acciones de la United Copper Company. El intento fracasó, el pánico se extendió entre los ciudadanos que acudieron en masa a sacar su dinero de los bancos y se colapsó el sistema.
Pero el éxito es la recompensa de los valientes y este contratiempo no amedrentó a dos de los hombres de negocios que se han hecho un hueco en las páginas de la historia de EEUU. Se trata de Henry Ford -que puso en funcionamiento la fábrica de automóviles que su propio nombre indica con 28.000 dólares y el apoyo de doce inversores- y de William Durant, un artesano de coches de caballos que quiso probar suerte con una nueva tecnología llamada ‘automóvil’.
Durant fundó General Motors el 16 de septiembre de 1908 para convertirse ese mismo año en el holding de Buick and Oldsmobile. La crisis de 1907, más conocida como “el pánico de los banqueros”, terminó en junio de 1908. Sin embargo, no fue hasta un año después cuando se lograron recuperar los niveles previos al estallido de las turbulencias financieras. Un tiempo que corrió a favor de General Motors, que se dedicó a comprar varias compañías en pleno proceso de recuperación.
Ahora, el gigante de Detroit ha visto como el Gobierno de Estados Unidos ha tenido que intervenir con 13.400 millones de dólares para evitar la desaparición de la compañía. Y ni siquiera eso parece suficiente para que el emblema del país sea una víctima más de la peor crisis desde la Gran Depresión.
Salir victorioso de una crisis
Mejor realidad es la que viven otras empresas que también vieron la luz en un mal momento. Aunque no son ajenas a las dificultades provocadas por la recesión que amenaza a la economía global, parece que están logrando capear el temporal, o al menos si tienen paraguas para no mojarse mucho.
Procter&Gamble es el resultado del trabajo de un modesto fabricante de velas, William Procter, y de otro de jabón, James Gamble, que unieron sus fuerzas para crear un pequeño negocio de bienes domésticos en Cincinnati. Eran tiempos difíciles. En 1837 la economía de Estados Unidos tenía 6 años por delante de crisis financiera. La masiva migración hacia el Oeste provocó un fuerte repunte del precio del suelo al que pronto siguió una fuerte subida de la inflación. Los bancos cayeron y el país se enfrentaba a la primera crisis económica desde su nacimiento como tal. Sin embargo, P&G logró sobrevivir y consiguió seguir adelante tras convertirse en el proveedor oficial de las necesidades del ejército de la Unión durante la Guerra Civil.
A día de hoy, la compañía cuenta con un beneficio de 83.500 millones en 2008 y ha construido un imperio con las marcas más reconocidas tanto dentro como fuera de las fronteras de Estados Unidos. Oral-B, Pantene, Duracell o Pringles son algunos de los productos que componen su amplia cartera. Además, aunque ha sufrido la embestida de la fuerte caída del consumo, P&G ha consolidado su hegemonía gracias al mayor deterioro de sus competidores y sus productos prevalecen independientemente de los ciclos.
También IBM vio la luz durante una larga depresión, la de finales del siglo XIX, cuando cayó la bolsa de Viena, el acta de 1873 demolió la plata y los inversores huyeron de los préstamos a largo plazo. Dos fechas fueron clave para el sistema financiero de aquel entonces: en 1873 y en 1893 se colapsaron los bancos.
Pero tres compañías, Tabulating Machine Company, Time Recording Company y Computing Scale Corporation, se unieron en pro del desarrollo tecnológico. En 1911 se unificaron bajo un nombre común, Computing-Tabulating-Recording Company, que años después cambiaría a IBM. Por esas mismas fechas, General Electric también nadó a contracorriente para convertirse en lo que es hoy.
La edad de oro de la aviación
La Gran Depresión fue el escenario perfecto para que United Technologies Corp levantara el vuelo. El mismo año del mayor crash bursátil de la historia, 1929, el gigante aeroespacial nacía del matrimonio de United Aircraft y Transport Corporation. Muchas industrias surgieron durante la crisis financiera más profunda que se recuerda, pero sin duda, los años ’30 fueron la edad de oro de la aviación, que ha dejado firmas como Boeing o United Airlines.
Más cercano en el tiempo es el nacimiento de FedEx. Durante la crisis del petróleo de 1973, el olfato empresarial del intrépido Frederick W. Smith le permitió reconocer las necesidades latentes en el mundo empresarial. Las compañías precisaban que los documentos llegaran a su destino con un día, como mucho dos, de demora. El mundo iba cada vez más deprisa y los medios de transporte tradicionales se habían quedado obsoletos en ese sentido. En junio de 1973, Federal Express comenzó a operar desde el aeropuerto internacional de Memphis. Aquella primera noche entregó 186 paquetes en 25 ciudades distintas de Estados Unidos. Todo un éxito.
Las cosas no iban bien para las relaciones internacionales. Numerosos países árabes cortaron las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, algo que en principio es desastroso para una empresa que depende profundamente del precio crudo. Pero FedEx sobrevivió y salió reforzada del bache una vez que se estabilizaron los precios.

www.cotizalia.com

No hay comentarios: