No es que los Wong no pudieran sostenerse, simplemente se trató de un gran negocio. Desde que los hermanos Efraín y Erasmo Wong sorprendieran a todos los peruanos con el anuncio de la venta de su emblemática marca al grupo chileno Cencosud –cuya procedencia causa reacciones encontradas en nuestro país– muchos “se han roto el cerebro” tratando de explicarse la motivación de estos empresarios, a todas luces exitosos.
Y es que para los identificados con el discurso rojiblanco de esta cadena de tiendas, es casi incomprensible que una empresa con más del 60% de penetración en el mercado, 1,000 millones de dólares en facturación en lo que va del año y un plan de expansión a provincias iniciado con buen pie, haya decidido venderse en vez de liderar la cristalización de sus expectativas de crecimiento. ¿Utilidad insostenible?La falta de fluidez de caja, que a pesar de los millones citados les dejaba una utilidad neta cercana al 3%, con la que no podrían sostener sus planes de consolidamiento y expansión, ha sido el argumento más ensayado en los últimos días por voceros del sector retail para explicar la decisión de los empresarios chino peruanos.
No obstante, y sin animarse a ensayar su propia teoría, Norberto Rossi, gerente general de Supermercados Peruanos S.A., la competencia de los Wong, no cree que ese haya sido el móvil. “Tener 3% de utilidad neta es común en el negocio del supermercadismo a nivel mundial”, asegura.
En la misma línea se encuentra Percy Vigil, presidente de la Asociación de Centros Comerciales y de Entretenimiento del Perú (Accep), quien precisa que el promedio de utilidad en el rubro va entre 3% y 4%.
“No es raro ni anormal que una empresa independiente tenga bajas utilidades porque eso indica que está gastando en su capacidad de producción, si este gasto es inteligente mañana se verá acompañado de mayores utilidades”, explica el economista Carlos Adrianzén. Pensando en el futuroLa venta fue vista por los Wong con una óptica de competencia futura, de oportunidad de participar en otros negocios, afirma Vigil. “Cualquier estimación fría sobre la venta del grupo encontraría que los 500 millones de dólares que se pagaron más los 200 millones de dólares de deuda absorbida son un excelente precio para lo que podría dar la cadena con el tiempo”, añade Adrianzén.
Luego de la transacción, si bien los empresarios peruanos perdieron la propiedad de sus activos en Perú, ahora forman parte del directorio de Centros Comerciales Sudamericanos (Cencosud), cadena de retails –que también tiene participación en el rubro inmobiliario– con un valor en bolsa de US$ 8 mil millones y con presencia en Chile Argentina, Brasil, México, Colombia y ahora Perú. Además, en estos tiempos de globalización, Wong iba a terminar siendo absorbida por un grupo más grande. “O la compraba el grupo chileno, o uno francés o Wallmart; quien ofreció el mejor precio fueron los chilenos. ¿Por qué? Una de las expectativas de este grupo habría sido adquirir hoy para venderla más caro mañana”, argumenta Adrianzén, quien para consuelo de los dolidos por la venta augura que, en algún momento, Wong va a terminar siendo absorbida por las AFP peruanas, por lo que volvería a nuestras manos. Vanessa Cabanillas DuranParece poco pero no lo esEl economista Adrianzén descarta las posibilidades de una inyección de capital superior, al de Wong, a Cencosud o de que éste se asocie a algún consorcio que represente más que el grupo peruano avasalle el 2,5% de participación que ahora tienen los hermanos Wong en el directorio del gigante chileno.
Al contrario, ello haría más gordo su negocio, opina el economista. Añade que tal porcentaje parece mínimo pero no lo es. “Es como si pasara de tener el 100% de mi compañía, a tener el 1% de Microsoft”, indicó.
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