domingo, 23 de diciembre de 2007

“Con empresarios débiles es inevitable la desnacionalización”

El sociólogo y estudioso de los grupos de poder económico en el Perú, Francisco Durand, analiza la reciente venta del Grupo Wong a la cadena chilena Cencosud. Para Durand no hay nada que festejar al respecto. Por el contrario, le ha llamado la atención que el anuncio tuviera como escenario un salón de Palacio de Gobierno. Y nada menos que con Rafel Rey y el presidente Alan García como promotores de la desnacionalización acelerada de la economía peruana.
Por Jorge Loayza


Voz crítica. El sociólogo Francisco Durand sostiene que es lamentable como el Estado no incentiva la generación de capital nacional y aplaude las inversiones extranjeras.
–La venta de la corporación Wong al grupo chileno Cencosud ha causado revuelo en el medio local, para algunos es una decepción. El problema es que la venta parecía inevitable.
–Creo que de un lado Wong no tenía el capital ni la experiencia internacional para expandirse más, porque aún hay un margen grande de crecimiento para los supermercados en el mercado peruano, no solo en Lima sino en todo el país. De otro lado, hay una muy intensa competencia internacional entre grandes corporaciones de supermercados por entrar al mercado peruano, porque hay espacio para crecer. Antes hubo varios intentos de comprar, y Wong había resistido. Por ejemplo, cuando estuvieron los chilenos de Santa Isabel hubo una guerra de precios, pero los Wong salieron adelante. Si no vendían probablemente iban a entrar a una competencia muy fuerte con un grupo internacional y tal vez iban a terminar muy debilitados.
–¿Con Wong ha sucedido algo similar al caso Backus, que también fue una gran compra de una empresa nacional?
–La diferencia es que Backus comenzó a comprar cuanta marca peruana había, para hacerse más fuerte, y luego la empresa terminó en manos de Bavaria, y después esta vendió todo su grupo a una transnacional. Lo que vemos es que las corporaciones se han convertido en mercancías que se compran y se venden, pero cada vez las compran los peces más grandes, los de mayor palanca financiera, mayor capacidad administrativa y más manejo del mercado, manejan seis a siete mercado a la vez.
–¿Eso es inevitable?
–Es un hecho inevitable, pero esa desnacionalización económica se hace más evidente en países con empresariados débiles.
–Usted sostiene en una columna que un modelo económico exitoso debe contar necesariamente con un empresariado nacional sólido.
–Hay una desnacionalización acelerada de la economía peruana. Este caso lo confirma. Antes lo había demostrado el caso de la Backus, hay un desplazamiento muy fuerte, incluso de los grupos más modernos y competitivos. La diferencia entre el grupo Wong y Backus es que Wong había emergido e invertido durante la época de crisis, era innovador y durante muchos años resistió la competencia internacional, bueno, hasta ahora. Habría que ver si esos millones de dólares que están en manos del Grupo Wong por la venta son invertidos colectivamente por los hermanos en alguna gran empresa, quizá puedan encontrar otro nicho. Si eso no ocurre se repetirá lo que pasó con los Bentín o los Lanata Piaggio, quiere decir que esa capacidad empresarial aún no se hará evidente.
–¿Cómo afecta el que se pierdan empresas nacionales tan arraigadas?
–Tiene varios efectos. Uno de ellos es que la articulación de la cadena hacia proveedores va ser menos peruana y va ser más internacional. La ventaja de un grupo nacional es que, primero, articula una cadena de pequeñas y medianas empresas básicamente nacionales; y segundo, que quiere invertir más en el país, cuando los grupos pasan a manos de otros su cadena de proveedores se hace más internacional como el caso Telefónica que compra teléfonos a empresas de España. Por eso es importante contar con un capital peruano dinámico y competitivo.
–¿Sucederá con los Wong lo que antes pasó con otros empresarios locales que de dueños pasaron a ser empleados del capital extranjero?
–Hace varios años hablaba con unos empresarios que me comentaban que se estaban convirtiendo en gerentes y eso es cada vez más cierto. Sucedió con los Bentín en Backus,
–La diferencia de los Wong es que eran un símbolo de orgullo empresarial peruano.
–De los grupos peruanos de éxito que han surgido durante o después de la crisis, y que no han estado vinculados a los doce apóstoles, destacaba Wong, estaba seguido de Galski en el sector pesquero, Gloria de los Rodríguez Banda y el otro era los Añaños. De esos cuatro emergentes que representaban el éxito, solo quedan dos: Añaños y Rodríguez Banda.
–El caso es que los Wong gozaban de tanto aprecio que, alguna vez, en una encuesta de opinión, Efraín Wong salió como un potencial candidato presidencial entre los empresarios locales, ¿por qué?
–Don Erasmo Wong era muy respetado porque esa capacidad de haber sacado adelante una empresa, crecer, enfrentar la competencia internacional era toda una historia de éxito que generaba mucha admiración y esperanza, ahora esa historia es cosa del pasado. Lo que me llama la atención es que la ceremonia haya sido en Palacio y apadrinada por Rafael Rey.
–¿Qué sectores económicos encuentra sólidos y cuyas empresas podrían salvarse de ser absorbidos por capitales foráneos?
–Francamente no veo ninguno, el capital nacional no está desapareciendo, sino que está siendo desplazado de los grandes negocios, de los rubros más dinámicos y estables, se está yendo hacia abajo, uno lo encuentra más como medianas y pequeñas empresas, es poco competitivo.
–¿Qué panorama ve ahora no solo con esta compra sino con otras que puedan darse en otros sectores de la economía?
–Nos estamos convirtiendo en una república bananera. A comienzos del siglo pasado se hablaba de república bananera por países pequeños donde había gran influencia de las corporaciones. Ese es un problema, que haya una gran concentración económica en pocas manos, y encima que sean corporaciones extranjeras, que no tienen como máxima prioridad el desarrollo sino la búsqueda de mercado y la ganancia, cuando ellas ejercen mucha influencia política pueden evitar que el Estado y la sociedad piensen en términos más propios e independientes sus cuestiones de desarrollo. Nosotros no tenemos un plan de desarrollo, no existe, solo medidas parciales que se anuncian en las elecciones como el TLC para todos, Sierra Exportadora, pero detrás no hay ninguna intención seria de un apoyo sistemático del desarrollo del capital nacional. Para mí, ese es el mayor problema. Incluso los estudiosos de la empresa, como Peter Drucker, siempre han dicho que la misión de la empresa multinacional no es desarrollar un país, eso queda en manos del Estado. Las multinacionales que influyen mucho sobre el Estado pueden bloquear ese tipo de iniciativas.
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