jueves, 30 de julio de 2009

"He sido optimista sobre China. Pero empiezo a preocuparme"

Un cálculo rápido sugiere que China puede haber representado hasta dos puntos porcentuales en el crecimiento anualizado en el producto mundial ajustado por inflación en el segundo trimestre de 2009. Con las contracciones moderándose en otros lugares, el repunte de China puede haber sido suficiente en sí mismo para hacer que el PIB global tenga un ligero avance por primera vez desde el verano pasado.Esa es la buena noticia.La mala es que el crecimiento de China llega a un alto precio. Temerosa de que la caída reciente se profundice, las autoridades chinas han optado por cantidad sobre cualidad en la estrategia macro, cuyo centro es un alza enorme en el gasto en infraestructura financiado por préstamos bancarios.Las naciones en desarrollo necesitan más infraestructura, pero China ha llevado esto al extremo. El gasto en infraestructura (incluyendo la reconstrucción tras el terremoto de Sichuan) representa el 72% del reciente plan de estímulo por US$ 585 mil millones. El gobierno llamó a los bancos a avanzar y financiar el paquete. y lo hicieron: los créditos bancarios se triplicaron en el primer semestre respecto de igual lapso de 2008.Esto deja pocas dudas respecto de lo mal que estuvo China a fines de 2008 y comienzos de 2009 debido a un colapso sin precedentes en la demanda externa, derivada de recesiones sincronizadas en el mundo desarrollado. Con su mente puesta en la estabilidad social, Beijing actuó para contener el deterioro.Las consecuencias desestabilizadoras de estas acciones no podrán evitarse. El alza en la inversión representó 88% del crecimiento del PIB chino en el primer semestre, el doble del promedio de 43% de la última década.Hace poco más de dos años, el premier Wen Jiabao advirtió que la economía china era cada vez más “inestable, desequilibrada, descoordinada y a la larga, insostenible”. Pero en vez de actuar sobre esas preocupaciones implementando un reordenamiento pro-consumo, China fue seducida por el auge en el comercio global y reforzó sus sectores más desequilibrados. Esto no es sostenible para economía alguna, ni un apoyo sostenible para la economía mundial. China debe redirigir el crecimiento económico hacia el consumo privado interno. Esto puede implicar ceder en la dimensión cuantitativa del crecimiento. Pero si lleva a una mayor calidad, el sacrificio de corto plazo vale la pena el esfuerzo.A diferencia de la mayoría, he sido optimista sobre China. Pero empiezo a preocuparme. Una estrategia macro que exacerba desequilibrios preocupantes es al final una receta para el fracaso. El autor es presidente de Morgan Stanley Asia y autor del libro ‘The Next Asia’, que se publicará en septiembre. Este es un resumen de su columna.

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