domingo, 12 de octubre de 2008

Supermercados | Emprendedores. El otro Wong

Es chinito, apellida Wong y creció en el agitado mundo comercial ubicado entre la calle Capón y el Mercado Central Ramón Castilla, donde aprendió a ser comerciante con un cuchillo en la mano. Era carnicero, ahora dirige el nuevo supermercado Candy, de capitales cien por ciento nacionales. Se llama Alfonso José Wong Samanez y dice que no quiere imitar a la dinastía de los exitosos E. Wong. Él es diferente.

Hace trece años don Alfonso Wong abrió las puertas de su primer local en Campoy, San Juan de Lurigancho, junto a su hija Erika, sin el interés de dedicarse al supermercadismo. Solo quería tener un market para abastecer de productos a los restaurantes campestres y chifas de Huachipa y alrededores. Sin embargo, a los vecinos de la zona les agradó que hubiera un lugar diferente donde hacer las compras diarias.


El chino con esquina

Don José se hizo comerciante a punta de cortes. Desde los doce años trabajó junto a su padre vendiendo carne de cerdo en el Mercado Central Ramón Castilla. Se forjó entre el puesto de atención y la carpeta de estudio. Con cuchillo y lapicero terminó el colegio y siguió en el próspero negocio familiar. A los veinte años pensó que sería mejor criar sus propios cerdos.

En esos puercos depositó todo su trabajo y ahorros. Un día uno de sus clientes le dijo que para aprovechar más la carne de cerdo que vendía podía hacer embutidos. Aprendió el proceso y así se hizo un pequeño fabricante de jamones y jamonadas. Don Alfonso no se quedó con su quinto de secundaria, estudió ingeniería industrial porque lo suyo apuntaba más allá del Mercado Central.

A pesar de que don Alfonso Wong niega cualquier parentesco con los primeros Wong de los supermercados, lo cierto es que hay un vínculo de carne que los une. A inicios de los ochenta uno de sus distribuidores de embutidos le vendía sus productos a la bodeguita de los Wong de la calle Dos de Mayo, en San Isidro. "Ahora les vendemos directamente, también veía al señor Erasmo en las reuniones de la comunidad china pero nunca mezclamos la relación amical con la profesional", recuerda don Alfonso.

Y al igual que la dinastía de don Erasmo Wong, don Alfonso también preparó a sus hijos para sus negocios familiares, de su matrimonio con la señora Sonia Lung nacieron Lourdes, Michael, Erika y José. Las dos mujeres son administradoras y los varones estudiaron ingeniería industrial y administración pecuaria. "Cuando fueron jóvenes les pregunté a mis hijos si deseaban trabajar en la empresa familiar y estudiaron carreras afines", señala don Alfonso. Con esa preparación sus hijos manejan empresas procesadoras de productos alimenticios que venden embutidos de las marcas Cerdeña, Napolitana, Don Pepito y jugos de fruta Tuvalú.

Pero fue su hija Erika quien con el apoyo de su papá decidió abrir un supermercado en una zona donde ninguna empresa del rubro se había interesado ni por asomo: Campoy. A la gente de la zona le gustó el supermercado y el inocente nombre que le puso: Candy. La clave del éxito era buen servicio y precios cómodos. Los diversos negocios en los que estaba involucrada la familia, incluidos yernos y nueras, hizo que el siguiente paso hacia la apertura de más supermercados tardara un tiempo.

Hasta que don Alfonso revisó algunos números y vio que el negocio del supermercadismo prometía. Hace dos años se lanzó a buscar terrenos en la capital y encontró que en Magdalena no había supermercados. Así, consiguió tres terrenos juntos en la cuadra 34 de la avenida Brasil y en enero de este año abrió el segundo Candy de 6 mil metros cuadrados de superficie. "Todo con capitales peruanos. Este es el único supermercado nacional que funciona con software hecho por peruanos", dice don Alfonso Wong, con sonrisa más peruana que oriental.

¿Por qué demoraron tanto en abrir otro Candy?, le preguntamos al patriarca de los Wong Lung y él responde que el problema fue que sus hijos se dedicaban a las otras empresas. Pero ahora don Alfonso tiene el objetivo claro, brindar excelencia en el servicio. Este negocio también lo ha devuelto a su origen empresarial: la atención directa al público. Por eso no duda en darse vueltas por las góndolas para saludar a sus trabajadores, algunos clientes que lo reconocen como el "chinito". Actualmente Candy ha emitido más de 12 mil Candy Card, una tarjeta que permite acumular puntos para acceder a promociones.

Su meta empresarial es abrir veinte supermercados en la capital, aunque no sabe en cuánto tiempo lo podrá lograr. Por el momento piensa incursionar en las zonas populares. Y aunque dice que él es un "Wong pobre" no teme enfrentarse a los supermercados de los grandes capitales. "Los peruanos somos lo suficientemente capaces para competir contra cualquier extranjero", aclara este Wong que dice que nunca vendería sus supermercados a capitales chilenos.


Supermercados cusqueños

A Octavio Oviedo lo criaron entre sacos de azúcar y arroz. Sus padres tenían una pequeña pero muy bien surtida bodeguita en el distrito cusqueño de Urcos, donde vendían diversos productos por mayor y menor. Los ingresos de ese negocio le permitieron a Octavio y sus cinco hermanos ir a la universidad. Él estudió ingeniería civil y a su profesión se dedicó algún tiempo.

La hermana mayor Auria, físico matemática, se inclinó por continuar la tradición de comerciantes iniciada por sus padres Bernardino y Margarita. En los noventa llegó a Lima y abrió una tienda de abarrotes en La Parada. Con los años, cada hermano fue buscando su pequeño espacio en la nueva empresa que Auria impulsaba.

Con el negocio de la venta de abarrotes por mayor ya encaminado, a inicios de esta década Octavio abrió su propia tienda mayorista en el Cusco pero con un formato de autoservicio. En un inicio llegaban los bodegueros de diversas partes del Cusco, pero después Octavio se dio cuenta de que venían más consumidores finales. Por eso fueron instalando vitrinas para la venta de embutidos, pollo, carne de res y lácteos, entre otros productos. "Vi interesante cómo una tienda al detalle vendía más que una tienda mayorista, entonces me di cuenta de que tenía que dedicarme a este negocio", relata Octavio.

Con ese objetivo, en el 2002 Octavio Oviedo inauguró Supermercado Mega en la avenida Gracilaso de la Vega, pretensioso nombre para una empresa que no tenía más de cuatrocientos metros cuadrados de área de venta. A Octavio le sorprendió que al público cusqueño le agradara su propuesta de comprar en el nuevo supermercado que no era una copia de los de Lima sino que tenía algunas particularidades como la venta de leche fresca. "Nuestro supermercado no es elitista, en sus pasillos puedes ver turistas gringos y cusqueños, por eso lo promocionamos como "el supermercado de todas las sangres", enfatiza.

A Mega le ha ido tan bien en el Cusco que actualmente tiene cuatro locales y uno por inaugurarse a fin de mes. Pero no quieren quedarse en esa ciudad. En diciembre abrirá un Mega en Abancay. La idea de Octavio Oviedo es copar todas las ciudades de la sierra sur –además de Madre de Dios– de supermercados Mega. Cuando ese sueño se haga realidad, Mega hará honor a su nombre.

Plaza Vea vs. Metro

• El local que Hipermercados Metro inauguró en 1997 en el cruce de la avenida Carlos Izaguirre y la Panamericana Norte, en el límite de Independencia y Los Olivos, parece un trofeo ganado por su principal competidor, Supermercados Peruanos. En los próximos días en ese lugar se inaugurará un supermercado Plaza Vea. Después de once años de ocupar ese local, uno de los más vendedores de Lima y el primero en ingresar a Lima Norte, el grupo Wong tuvo que desalojarlo luego de perder un juicio con Interbank.


• Plaza Vea aprovecha el rechazo que tiene un sector de los consumidores frente a la cadena Wong-Metro luego de que fuera adquirida por la chilena Cencosud. Y ahora apela al filón nacionalista en la inauguración de su local de la Panamericana Norte. En la publicidad que se ha puesto en la parte exterior del futuro supermercado se utilizan lemas elocuentes: "Peruanos trabajando para más peruanos" o "Con el corazón bien peruano".


• El analista de Arellano Marketing Arnaldo Aguirre señala que si bien la nacionalidad del supermercado es un factor a la hora de comprar, no cree que sea más relevante que los precios, la comodidad y el servicio.

• Actualmente Plaza Vea es la marca de supermercados con más tiendas a nivel nacional, 27 en total. Además es la empresa que está penetrando con más fuerza en provincias; en el último año ha abierto tiendas en Trujillo, Chiclayo, Arequipa y Huancayo, algo que aún no hacen otras empresas como Wong, Metro ni Tottus.

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