domingo, 13 de abril de 2008

RFID. Más allá de unas siglas

Falta de seguridad y privacidad, el retorno de la inversión y la complejidad tecnológica y empresarial, son las principales barreras de la tecnología de Identificación por Radiofrecuencia. Sus siglas, RFID, son ya populares.

Durante 2007, el mercado de la tecnología RFID generó a nivel mundial ingresos por valor de 917 millones de dólares y aumentará en los próximos años hasta alcanzar los 3.500 millones de dólares en 2012, de acuerdo con las previsiones de la consultora Gartner. Unas cifras que hacen augurar un potencial de crecimiento enorme. Se estima que solo en el entorno de la UE podría alcanzar 7.000 millones de euros en 2016. Sus posibilidades son grandes. Sus amenazas también.

Avance rápido
Pocos años han pasado desde que en 2003, el líder del retail mundial, el grupo estadounidense Wal-Mart, pidiera a sus proveedores que equiparan sus productos con etiquetas con tecnología de identificación por radiofrecuencia. Pronto se le sumaron las compañías alemanas, Metro, e inglesa, Tesco. Los fabricantes decidieron también dar el paso. Así Nestlé, Henkel, Procter & Gamble o Gillette, quién cuenta ya con más de 500 millones de chips implantados en sus productos como experimentación y prueba.

El enorme potencial de las tecnologías RFID implica la participación en su desarrollo de un buen número de elementos implicados. Una oferta con distintos actores. Desde los industriales, es decir, los grandes fabricantes de componentes industriales, como son Hitachi, Infineon, NEC, Philips Semiconductors, STMicroelectronics, Texas Instruments, a los creadores capaces de desarrollar e implantar sistemas que utilizan las RFID que se basan en tecnologías de la información, como gestión de bases de datos, redes,... Encontramos aquí a IBM, Bearing Point, Unysis o Verisign. Junto a ellos, están los proveedores de software, como Microsoft, Oracle o SAP. No hay que olvidar a los organismos encargados de la gestión de EPC, como es el caso de EPC Global.


Tecnología aún poco conocida
Superadas las primeras etapas y vistas las mucho mayores ventajas que inconvenientes, se calcula que su implantación es aún muy baja, apenas supera el cinco por ciento. En 2008, la adopción de las tecnologías de identificación por radiofrecuencia se está generalizando en las empresas de distribución y logística en España. Así lo expone el Estudio “Estado actual de RFID en España” elaborado por la Asociación Europea para la Identificación Segura, IDTrack, en colaboración con IBM. Del citado informe se puede extraer la conclusión de que un 30 % de las empresas consultadas ha implantado ya tecnologías RFID y el 83 % se muestra satisfecho con los resultados obtenidos. Sin embargo, esta tecnología no es totalmente conocida por las compañías, ya que un 28% aseguró no conocerla, aunque, entre aquellos que si la conocen, el 54% apunta a la gestión de materiales como la aplicación más valorada, seguida de la gestión de stocks (33,3%), la logística (26,4%) o la automatización industrial (18,1%).

Entre las principales ventajas que aporta RFID para las empresas encuestadas, destaca la posibilidad de disponer de un mayor control en todo el proceso de distribución de los productos (58,1%), seguido de la reducción de errores en la información de productos (32,3%) y de la identificación de forma individual de cada unidad (25,8%).

Por último, entre las razones que encuentran las organizaciones para no implantar un sistema de RFID se encuentra la falta de necesidad, con un 42,9%; el alto coste, con un 12,9%; o la falta de información, con un 10%.

En base a estas cifras, Lluis Soler Gomis, director de IDTrack manifiesta su convencimiento de que la RFID “es una tecnología de futuro”. De igual forma piensa Manuel Oscar Labarga, director de tecnologías emergentes de IBM España, Portugal, Grecia, Israel y Turquía, que destaca cuatro claves para que una implantación RFID tenga éxito: “que esté basada en estándares, es decir, en entornos abiertos, ya que ha de ser escalable y fiable; que se de una mayor visibilidad de las ventajas que puede aportar a otras áreas; que se produzca un estudio en el que se analicen claramente los beneficios de negocio; y que sea una área de innovación dentro de la empresa”. Para Labarga, el valor real de RFID “llega cuando se integra esta tecnología con los procesos de negocio, lo que nos permite tener una visión global de lo que la identificación, localización y el control posterior de dicho artículo puede aportar al negocio. Para ello, es fundamental contar con un diseño y arquitectura técnica adecuada, así como un análisis detallado de cómo la implantación de esta tecnología puede mejorar los procesos de negocio”.

La privacidad, mayor amenaza
Tampoco hay que olvidar a los usuarios o ciudadanos que de una forma u otra se ven involucrados en la aplicación de una tecnología que si bien favorece los procesos, pueden afectar a la sociedad en forma de seguridad y derechos de los ciudadanos. El debate surgió hace años al tiempo que comenzaba a gestarse la tecnología de identificación por radiofrecuencia. A medida que avanza, avanzan también los temores.

De hecho, todos admitimos la aplicación de un chip en las mascotas domésticas que identifica a los animales en caso de robo, pérdida o abandono. Se están utilizando también tarjetas de identificación con tecnología RFID para el control de acceso a edificios, la gestión y el control de horarios de los empleados o para seguir la trazabilidad de algunos productos.

Admitida esta identificación en los casos anteriores, trasladado el chip a productos o servicios, colectivos o individuales, las reacciones no son iguales. No es lo mismo identificar a un animal doméstico que el control de empleados o de movimientos de las personas en medios de transporte, acontecimientos colectivos, pasaportes y viajes o hábitos de compra y consumo.

El debate sobre la violación de la privacidad generado por la RFID no deja de ampliarse al tiempo que se amplían también sus aplicaciones. Así, la ya utilización de RFID en accesos a diferentes servicios, como instalaciones feriales o medios de transporte, produce controversia en aquellos que detectan una intrusión en la vida de los usuarios (dónde y cuándo viajan en metro, autobús, asisten a eventos, ...). Incluso han surgido las primeras voces que insisten en que determinado tipo de información, como es la posición geográfica, debería ser contemplada como dato personal de la LODP, Ley de protección de Datos Personales, para poder ofrecer a los ciudadanos determinadas garantías de seguridad sobre su información personal o la concesión específica de permiso para utilizarla.

Un tema que preocupa de forma general. El Parlamento Europeo, a través de un equipo asesor en RFID, realizó un estudio presentado en el verano de 2007 sobre las amenazas de la tecnología de identificación por radiofrecuencia a la seguridad de la información personal. Con el nombre “RFID y la gestión de identidades en la vida diaria” el informe analiza distintos ejemplos de la implantación de la tecnología en entornos de masas más allá de los sectores relacionados con la cadena de valor. Cita los casos de las tarjetas para el transporte público, el pasaporte biomético, sistemas de micropago, tokens de identidad, tarjetas de fidelidad y otros, ya en funcionamiento según los casos en muchas ciudades de distintos países europeos.
El estudio alerta de cómo más allá de ser una mera llave o cartera electrónica, los sistemas de radiofrecuencia pueden “registrar movimientos, gastos, productividad, preferencias, hábitos, etc.”, que permitirían a las empresas hacer propuestas a los usuarios de acuerdo a su identidad o incluso controlarles. También, apuntan los autores, existe asimismo la posibilidad de que las compañías, gobiernos y autoridades puedan abusar de los datos RFID.


Futuro prometedor
Lo que nadie duda ya es del rápido avance de la RFID. Y también de sus posibilidades de futuro. El analista IDC afirma que en el caso de las empresas del sector de transporte y logística, una de cada cuatro compañías ha optado ya por RFID. Buen porcentaje también las que han adoptado el sistema en el sector de la fabricación bajo pedido y el de procesos industriales de fabricación. En el último lugar, por debajo del 15%, se sitúan las organizaciones de distribución y mayoristas.

Para IDC, buena parte de estas empresas dedican esta tecnología a los procesos de almacén, logística y el centro de distribución. Su implantación “está ligada al tipo de procesos que están haciendo las empresas, como la gestión del inventario, el control de la logística, la eficiencia en la distribución, la prevención de pérdidas y el time-to-market”. Asimismo, su adopción se está realizando de forma progresiva, iniciándose en el almacén, para pasar luego a la cadena de producción y finalmente abarcar la cadena de valor que incluye al cliente. Los analistas reunidos por IDC en un seminario de estudio de la tecnología RFID, afirman que los mayores frenos a un desarrollo mayor se encuentran, en primer lugar, en la necesidad de una fuerte inversión inicial que no genera, a primera vista, un fuerte retorno de la inversión. Por otro lado, se encuentra la complejidad no sólo tecnológica, sino también por la propia dificultad dentro de la organización de poner de acuerdo a un buen número de departamentos implicados en el proceso. En este sentido, Joan Carles Agustí, arquitecto Java de RFID en Sun Microsystems, apunta que hacen falta “un experto en TI, un consultor de negocio y un consultor en RFID para coordinar la implantación de esta tecnología de identificación por radiofrecuencia en la empresa y dar respuesta a todos los procesos que implica”.

Frente a estas barreras, IDC recomienda considerar por encima de todo los beneficios de RFID en los procesos empresariales: “inteligencia para medir en tiempo real, por ejemplo, el impacto de un anuncio o la trazabilidad de los productos; el impacto en los procesos como la logística y la gestión del almacén, y la innovación”. Asimismo, señala que se deberían utilizar métricas para ver las aplicaciones en la empresa y evaluar los procesos y beneficios de RFID en la empresa; aprovechar y adaptar los procesos y tecnologías existentes, y planificar la inversión y la implantación.

Metro- Checkpoint, colaboración pionera
Ambos fueron pioneros, desde el retail o la tecnología. Checkpoint Systems continuará este año la implantación de lectores en nuevos establecimientos de la empresa líder en Alemania. Los lectores se emplearán en los establecimientos para hacer un seguimiento de los pallets conforme éstos se reciban, con el propósito de mejorar la eficacia de la cadena de suministro. Estos mismos lectores se utilizarán posteriormente para realizar la trazabilidad de las cajas. “Según hemos ido avanzando en nuestros planes de implantar la tecnología RFID en todas nuestras operaciones, Checkpoint Systems ha demostrado ser un socio valioso y de confianza,” ha comentado Gerd Wolfram, director general de MGI Metro Group Information Technology. Por su parte Rob van der Merwe, presidente y director general de Checkpoint ha afirmado que “las nuevas instalaciones de tecnología RFID, como las de los hipermercados ejemplifican el compromiso de la empresa con esta tecnología, así como la eficacia de la RFID para mejorar las operaciones de la cadena de suministro.” Checkpoint ha sido un socio importante en ese empeño, al proporcionar la tecnología para la iniciativa de la tienda del futuro (Future Store Initiative), los proyectos piloto y las implantaciones llevados a cabo por la cadena de distribución.

Carrito inteligente con RFID

Wincor Nixdorf acaba de presentar un carro de la compra con tecnología RFID que permite ir confeccionando el ticket de caja según se van introduciendo los artículos en él. Además, mediante una pantalla táctil, el cliente puede consultar la lista de artículos que ya ha adquirido, lista de favoritos, localizar artículos en la sala de ventas o incluso visualizar las ofertas del día. Una vez terminada la compra, sólo hace falta abonarla en un terminal de autoservicio, sin necesidad de hacer ninguna cola.

Los pasos del proceso de compra pasan por:
• El cliente se identifica con su tarjeta de fidelización, desbloqueando el carro y recibiendo la bienvenida.
• El cliente circula por la tienda realizando la compra planificada. La pantalla le informa del estado de su compra y el importe del mismo, según va poniendo los artículos dentro. Además, ayuda al cliente a circular por la tienda, indicándole los productos de oferta y ayudándole a encontrarlos en la estantería.
• Terminada la compra, el cliente indica su finalización presionando un botón. La información del ticket viaja al servidor de la tienda.
• El cliente selecciona donde quiere pagar: un pasillo clásico, una torre de pago o un checkout automático, bien con tarjeta bien con efectivo.
• Una vez terminado el proceso el carro se devuelve a su emplazamiento, bloqueándose de nuevo.

Los conceptos

• Tecnología RFID (Radio Frequency Identification). Sistema de identificación de objetos (ítems) que utiliza ondas de radio. El sistema se basa en adherir a la prenda, objeto o ítem a identificar un chip mediante un elemento (“tag” o “etiqueta”) que puede almacenar y transmitir, sin necesidad de contacto visual, información por radiofrecuencia hacia un lector. El propósito del tag RFID es poder adherir a un objeto (ítem) información del mismo.
• EPC. El Código Electrónico de Producto es un sistema estándar internacional para la identificación automática de artículos. A diferencia de los códigos de barras, el EPC aprovecha todas las ventajas de la tecnología RFID identificando cada archivo individualmente.
• EPC Global Network. Red de comunicaciones que permite estandarizar los sistemas de información de diferntes empresas para que puedan integrar e intercambiar información sobre los productos identificados por códigos electrónicos. Se le ha llamado Internet de los objetos.

Las herramientas
• Lector: dispositivo electrónico, también conocido como interrogador, y que recibe y comunica señales con los objetos etiquetados con RFID. Se trata del dispositivo utilizado por el software que identifica y comunica con los ítems (prendas u otras materias textiles), cajas o palets. La distancia a la que puede establecerse la comunicación entre el lector y el tag depende de la potencia del lector y de la frecuencia de onda, que tanto el lector como el tag emplean para concretar la comunicación. Existen otros componentes utilizados en una implementación de RFID: los programas que manejan las computadoras locales para procesar el flujo de datos que envían los lectores a las bases (host systems) y el que manejan las computadoras de la empresa para usar los datos.
• Antenas: elemento utilizado por el lector para comunicar a través de ondas de radio (radiofrecuencia).
• Etiqueta inteligente (tag o transponder): elemento adherido al ítem que almacena información y puede transmitirla. Por norma general, los tags, que pueden ser extremadamente pequeños, están compuestos por un chip y una pequeña antena, y a menudo forman parte de la misma etiqueta autoadhesiva o de cartón utilizada con el código de barras. Existen centenares de tags, con formas, dimensiones, formatos, materiales y capacidades de información distintas en función de cada necesidad.

El funcionamiento
• La etiqueta, o tag, que puede adherirse a cualquier producto, lleva un microchip incorporado que almacena un número de identificación que funciona como un código único.
• El lector envía una serie de ondas de radiofrecuencia al tag, que son captadas por la microantena de éste.
• Estas ondas activan el microchip que trasmite al lector, a través de la microantena y mediante ondas de radiofrecuencia, cuál es el código único del producto.
• El lector recibe el código único del producto y lo envía a una base de datos en la que están registradas las características del producto (fecha de fabricación, fecha de caducidad, peso, color, material, etc.).

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