miércoles, 20 de mayo de 2009

Unidos por la cartera: La delicada relación financiera entre EEUU y China

Durante casi dos décadas, EEUU y China se han mantenido unidos en un extraño, y sin embargo beneficioso, abrazo económico. A pesar de las diferencias políticas entre los dos países, el consumidor americano ha consumido ávidamente los productos chinos, mientras China acumulaba miles de millones de dólares en transacciones comerciales con EEUU.
El acuerdo ha funcionado durante años. Recientemente, sin embargo, bajo la fuerte presión de la crisis económica global, la relación financiera entre China y EEUU empieza a parecer una situación de mutua dependencia poco saludable. Los chinos tienen un volumen de reservas extranjeras tan grande en activos basados en dólares que hoy en día es vulnerable a los cambios en la economía americana. EEUU, por su parte, ha permitido que China comprara buena parte de su deuda, hasta tal punto que actualmente los americanos dependen de los intereses chinos.
“Las inversiones de China en EEUU son de tal magnitud que hoy en día dependemos mutuamente”, observa Richard J. Herring, profesor de Finanzas de Wharton. “Ellos tendrían serias pérdidas financieras si hicieran algo que pudiera causar la devaluación del dólar. En realidad, a estas alturas, los chinos parecen asustados con el descontrol de nuestra política monetaria y fiscal y con lo que eso puede causar”.
Las reservas cambiarias chinas han aumentado sustancialmente en las últimas décadas, pasando de US$ 216.000 millones, en 2001, a US$ 1.520 billones en 2007 y, luego, a US$ 1.950 billones en 2008, según datos publicados en el informe de marzo del Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS, en la siglas en inglés). Algunas estimaciones calculan que el valor actual de esas reservas es de US$ 2.300 billones. En términos de porcentaje del PIB, las reservas cambiarias chinas pasaron del 15,3%, en 2001, a un 45% en 2008. Algunos economistas estiman que cerca de un 70% de esas reservas corresponden a activos basados en dólares. China tiene actualmente US$ 1.360 billones en títulos americanos y en títulos de la deuda del Gobierno.
Hay quien teme, en EEUU, que las inmensas reservas en dólares de los chinos puedan causar problemas a la economía americana si China un día decidir deshacerse de esas inversiones. “Para EEUU, es una situación de fragilidad”, observa Franklin Allen, profesor de Finanzas de Wharton. “Nosotros somos la parte vulnerable, porque si China decide liquidar sus reservas, podría haber una fuerte presión sobre el dólar, lo que sería muy malo para EEUU”.
Pérdidas doblemente garantizadas
Precisamente para evitar un desastre económico de ese orden China no venderá los títulos de la deuda americana en su poder. Los chinos necesitan que EEUU compre sus productos, y no tiene interés alguno en que la economía americana o el dólar colapsen. Además de eso, si China vende parte de los títulos del Tesoro que posee, el valor del resto de sus reservas basadas en dólares también caerá. “Si ellos comenzaran a deshacerse de los títulos del Tesoro, o si se desacelera el ritmo de las compras de los títulos, el impacto sobre el dólar será enorme, y ellos no quieren eso”, dice Todd Lee, economista jefe para China de la consultoría IHS Global Insight. “A fin de cuentas, EEUU es el destino más importante de las exportaciones chinas”.
De momento, EEUU se siente feliz de vender títulos del Tesoro a los chinos porque eso ayuda a financiar la deuda nacional del país, que es de US$ 11.000 billones. El enorme apetito chino por los títulos de la deuda americana mantiene los precios elevados y los tipos de interés bajos. Los especialistas no coinciden, sin embargo, acerca de la razón por la cual China habría optado por adquirir tantos títulos de EEUU, y discrepan también sobre la posibilidad de que China se deshaga de ellos un día.
Los chinos son dueños de buena parte de los títulos del Tesoro de largo plazo y de la deuda de entidades del Gobierno, como Fannie Mae y Freddie Mac. El país sobrepasó a Japón en septiembre del año pasado y se convirtió en el mayor dueño de títulos del Tesoro americano. A finales de febrero, de acuerdo con cifras del Gobierno americano, China tenía aproximadamente US$ 744.000 millones en títulos del Tesoro, cerca de un cuarto de todas las reservas cambiarias. El país es también, de lejos, el mayor dueño de títulos de órganos del Gobierno, que corresponden a cerca de un 36% de todas las reservas extranjeras, según datos de finales de junio de 2008.
Hay quien dice que China ha acumulado a propósito activos basados en dólares para manipular el valor de la moneda local, el yuan (o renminbi). Al comprar dólares, los chinos mantienen el valor del yuan en niveles bajos, dicen algunos expertos, abaratando las exportaciones chinas. Otros dicen que China necesitaba simplemente un lugar seguro para colocar sus dólares. Decidió entonces invertirlos en títulos del Tesoro americano, porque son considerados las inversiones más seguras. “Durante mucho tiempo, no hubo inversión mejor en el mundo que los títulos del Tesoro”, observa Philip M. Nichols, profesor de Estudios Jurídicos y de Ética en los negocios de Wharton. “No se trata sólo de un lugar seguro; es también cómodo”.
El Gobierno chino es “fundamentalmente prudente, ya que es fruto de una época que sólo puede ser descrita como cruel y brutal”, dice Nichols en alusión a las guerras civiles y a la ocupación extranjera que culminaron con la llegada al poder por los comunistas en 1949. “Por lo tanto, el raciocinio de ellos va más por el lado de la cautela que por posibles riesgos. Para mí, eso es una razón aún más fuerte para que inviertan en títulos del Tesoro, más fuerte inclusive que la preocupación en mantener el renminbi bajo”.
Aunque China ya ha hecho inversiones arriesgadas anteriormente, ha decidido volver a los títulos del Tesoro después de sufrir pérdidas considerables en 2008. Su fondo soberano, China Investment Corp. —creado en 2007 con la misión de administrar mejor las reservas cambiarias del país— invirtió en Blackstone, un grupo de private equity, y en Morgan Stanley, un banco de inversiones, poco antes de caída del mercado americano. En junio de 2007, el fondo había comprado US$ 3.000 millones en acciones de Blackstone LP a US$ 31 cada una. El valor de esas acciones cayó a menos de US$ 8 en octubre de 2008.
Posteriormente, en septiembre y octubre de 2008, China compró US$ 44.500 millones y US$ 65.900 millones de títulos del Tesoro en septiembre y octubre, respectivamente, según un informe de la CRS. “Eso tal vez refleje, en parte, un distanciamiento de China y de otros inversores extranjeros en relación a la adquisición de títulos basados en activos de entidades americanas, como los de Fannie Mae y Freddie Mac, prefiriendo títulos más ‘seguros”, como los del Tesoro americano”, observó el autor del informe, Wayne M. Morrison, experto de CRS en comercio y finanzas asiáticas.
China tal vez esté también acumulando montantes enormes de reservas extranjeras a consecuencia de la crisis económica asiática de 1997, cuando el FMI impuso condiciones severas a los beneficiarios de la ayuda ofrecida por la institución. “En mi opinión, eso contribuyó de forma decisiva” al crecimiento de las reservas cambiarias de China, dice Allen. “Creo que la mayor parte de los países asiáticos vio lo que estaba sucediendo y llegó a la conclusión de que no habían sido tratados con justicia. Por eso es por lo que han estado acumulando desde entonces billones de dólares en reservas”.
El superávit comercial de China puede llegar a US$ 325.000 millones este año, según dijo un economista de ING Group a Bloomberg el 23 de abril. De acuerdo con Bloomberg, las reservas cambiarias chinas cayeron US$ 32.600 millones en enero, US$ 1.400 millón en febrero y, luego, subieron hasta US$ 41.700 millones en marzo.
¿Una estrategia de manipulación?
Pero buena parte de los observadores de China afirma que las compras de títulos del Tesoro por parte de los chinos es una forma de manipular la moneda local. “Los chinos gestionan el valor del yuan comprando y vendiendo dólares”, observa Howard Pack, profesor de Negocios y Políticas Públicas de Wharton. “Ellos producen a propósito superávits de exportación, por lo tanto tienen un exceso de moneda extranjera. Cuando compran títulos del Tesoro, el valor del yuan se queda bajo en relación al dólar. Eso permite que los exportadores chinos vendan a precios relativamente bajos a EEUU”.
China necesita mantener su moneda en niveles bajos para dar respaldo a una economía enfocada en la exportación, observa Marshall Meyer, profesor de Gestión de Wharton. “China es extremadamente dependiente de las exportaciones”, dice él, y manipula el valor de su moneda acumulando grandes cantidades de dólares. “La estrategia deliberada de crecimiento por medio de la fabricación a bajo coste es señal de que China quiere mantener el valor del yuan en un nivel modesto, razonable —algunos dirían ‘artificialmente bajo’— para hacerlo competitivo en el mercado global”.
Las exportaciones netas de China (exportaciones menos importaciones) contribuyeron a un tercio del crecimiento del PIB en 2007, según otro informe del Congreso. El sector de comercio exterior del país emplea a más de 80 millones de personas.
De acuerdo con Meyer, las reservas cambiarias extranjeras aumentaron, no sólo a causa del comercio, sino también debido al “hot Money” —dinero que entra en China por medio de gente que especula con la moneda y que apuesta por la apreciación del yuan—, además de las inversiones directas de compañías extranjeras, muchas de ellas americanas. Desde el comienzo de la crisis económica, el hot money está saliendo de China. Meyer observa que China no puede reinvertir su riqueza en dólares en el país porque “tendría entonces que convertirla en RMB (renminbi), lo que revaluaría la moneda china. Por lo tanto, ésa es una de las paradojas que enfrenta el país. Los chinos tienen mucho dinero, pero no pueden invertirlo internamente”.
Las alegaciones de manipulación de la moneda han llevado al Congreso americano a amenazar con imponer sanciones comerciales a China, pero a pesar de mucha discusión, no se ha aprobado ninguna ley. La Ley de Combate a la Manipulación de la Moneda China, de 2008, murió en el Congreso a finales del año pasado.
De 1994 a julio de 2005, China mantuvo el cambio con el dólar americano en 8,28 yuanes. En 21 de julio de 2005, el Gobierno chino anunció que el yuan se haría “ajustable con base a la oferta y demanda del mercado en relación al movimiento cambiario de una cesta de monedas”. El yuan se ha apreciado más del 20% en relación al dólar desde 2005, sin embargo muchos dicen que la moneda china continúa depreciada.
“Los chinos niegan vehementemente la manipulación del yuan, y la posición oficial del Tesoro americano es que China no manipula la tasa de cambio —a pesar de la confirmación del secretario del Tesoro americano, Timothy Geithner, de que habría manipulación”, dijo Kent Smetters, profesor de Seguros y de Gestión de riesgo de Wharton. China dice, “oficialmente, compra títulos del Tesoro porque quiere títulos seguros, y admite que nuestras economías están entrelazadas: compramos los productos baratos de los chinos mientras ellos compran nuestra deuda. En la práctica, los chinos intentaron mantener el RMB devaluado para promover sus exportaciones. Sin embargo, es muy probable que ellos valoren también las inversiones más seguras. Por lo tanto, las dos cosas van juntas”.
Avery Goldstein, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania, dice que ha habido teorías de conspiración tanto del lado chino como americano, en que uno culpa al otro por los reveses económicos actuales. Goldstein no cree en esas teorías. “Creo que la situación actual se ha desarrollado a lo largo del tiempo porque tenía sentido, en el plan económico, para ambos países. Estamos satisfechos de ver a los chinos comprando títulos del Tesoro americano y los chinos apreciaban el hecho de que tenían un puerto seguro donde invertir”.
Esa maraña financiera mantiene unidos a los dos países en una camisa de fuerza política incómoda. “En el actual escenario de crisis, creo que los dos lados son más conscientes de cómo el destino de ambos está entrelazado”, dice Goldstein. “Ellos están unidos de una forma que no permite una separación fácil”.
Las negociaciones entre EEUU y China en torno a cuestiones candentes como las de Corea del Norte, el calentamiento global, los derechos humanos, el terrorismo y las ventas de armas a Taiwan, pueden estar cada vez más marcadas por preocupaciones económicas como la del desequilibrio de la balanza comercial y la manipulación de la moneda, dice Goldstein, principalmente después de que el Gobierno Obama optara por la convergencia del diálogo económico y político. “Eso genera oportunidades de asociaciones explícitas o implícitas entre las cuestiones políticas y económicas, que sería mejor mantener separadas”.
Una herramienta política
Nichols dice que es difícil creer que China no haya usado sus reservas como herramienta política en algún momento. Lee, de Global Insight, prevé que China use sus reservas como medio de presionar políticamente a EEUU. A fin de cuentas, sin embargo, “es posible que ellos digan una cosa, pero no van a llevar a cabo sus amenazas. Es todo un juego”.
La “amenaza” consistiría en que China redujera de forma significativa sus compras de la deuda americana, o, en un escenario más extremo, dejar de invertir en ella de una vez por todas. Cualquiera de esos escenarios obligaría a EEUU a ofrecer tipos de interés más altos por sus títulos, dificultando o haciendo imposible la financiación de su déficit. De acuerdo con los expertos, es improbable que China se deshaga de un golpe de sus reservas, porque nadie las compraría y podría haber pérdidas financieras para el Gobierno chino. Además de eso, cualquier crisis de la economía americana podría, en última instancia, perjudicar a la economía china basada en exportaciones.
Pero los chinos dejaron claro, recientemente, su preocupación por la economía americana. “Hemos hecho enormes cantidades de préstamos a EEUU”, dijo Wen Jiabao en una rueda de prensa inmediatamente después del cierre de la sesión legislativa anual, en marzo. “Está claro que estamos preocupados por la seguridad de nuestros activos. Para ser sincero, estoy un poco preocupado. Nos gustaría que EEUU honrara su palabra, continuara siendo una nación confiable y garantizaran la seguridad de los activos chinos”.
Lo que realmente preocupa a los chinos, dice Allen, es que “vamos a pedir prestado un valor tan alto que la inflación será muy alta. No creo que ellos teman que podamos incumplir los pagos”. Pero si EEUU toman demasiado prestado, hasta el punto de que el valor del dólar comenzara a caer, será como si China “nos hubiera dado US$ 2.000 billones y nosotros devolviéramos, al final, US$ 1.000 billones”.
Pack concuerda. “Los chinos, por primera vez, están preocupados. Ellos temen que el déficit de EEUU lleve a la inflación a los americanos. Con eso, el valor de los títulos en su poder caerá. Por lo tanto, ellos están diversificando sus inversiones en otras monedas. De momento, no es nada significativo”. La cuestión, dice Pack, es saber lo que China hará los próximos años.
En relación al futuro, los expertos dicen que una de las cuestiones más fundamentales consiste en saber cómo va a controlar EEUU su voraz apetito por el endeudamiento. “A largo plazo, EEUU va a querer que el patrón de crecimiento sea un poco más equilibrado”, dice Lee. “No se puede permitir que el consumidor continúe engordando la deuda del consumo y mantenga los menores índices posibles de ahorro indefinidamente”.
Si China consigue llevar su economía a un plan más doméstico, tendría menos que perder con el desmoronamiento de la economía americana en el momento en que decidiera deshacerse de la deuda de aquel país. “Si los déficits presupuestarios persisten, si no redujéramos nuestros problemas y si los BRIC (Brasil, India, China y Rusia) continúan su desarrollo y dependen menos del consumidor americano, necesitaremos a los chinos más que ellos nos necesitarán a nosotros dentro de 15 años aproximadamente”, dice Smetters. “Está claro que todo eso es más o menos libre. Pero la cuestión es que la mala política fiscal de EEUU y el crecimiento económico continuo de los BRIC hará a EEUU tan interesante financieramente como Roma”.

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