lunes, 13 de abril de 2009

Buscando salidas

Sector textil atraviesa una serie crisis. ¿Saldrá de ella?

LA CRISIS GLOBAL HA LLEVADO A LA INDUSTRIA TEXTIL Y DE CONFECCIONES A ATRAVESAR UNO DE SUS MOMENTOS MÁS DIFÍCILES. ¿QUÉ PASARÁ CON EL SECTOR? ¿ADECUARSE AL NUEVO ESCENARIO SERÁ SUFICIENTE PARA SOBREVIVIR?
Por: Azucena León
Chincha, lunes 11 de noviembre del 2008. Armando Saravia, gerente comercial de Corporación Santa María, empresa que se constituyó en 1996 para brindar servicios de confección a las principales exportadoras del país, recibió una llamada que lo dejó preocupado. ¡No era para menos! Esa mañana uno de sus principales clientes le había comunicado que empezaría a restringir sus servicios, pues los pedidos de las grandes firmas estadounidenses a las que abastecía estaban desacelerándose y ya no se justificaba tercerizar la producción de polos de algodón.
Pero, lamentablemente, esa no sería la única llamada que recibiría Mario durante el día. A las pocas horas, otros clientes, que figuran en el ránking de los diez primeros exportadores, y que hasta hace pocos años lo buscaban para responder a tiempo las órdenes de compra de marcas como Ralph Laurent y Lacoste, entre otras, se contactaron con él para darle la misma noticia. Todo empezaba a quedar claro para Mario: la época de oro del sector textil y confecciones, que hizo que las exportaciones registraran tasas récord de crecimiento superiores a 20% en los últimos cinco años, había llegado a su fin y el colapso del sistema financiero estadounidense ya empezaba a golpear a la industria local.
De hecho, la situación ya se reflejaba en la producción de prendas de vestir. Según el Ministerio de la Producción, caía en noviembre por cuarto mes consecutivo, al descender 20% respecto de similar mes del 2007. Pero las cosas empeorarían apenas dos meses después, cuando los cada vez menores pedidos de los minoristas estadounidenses llevaron a las exportaciones, que hasta esa fecha se mantenían estables, a experimentar una brutal caída en enero (-38,6%) y en febrero (-22,8%) del 2009.
EL RESPONSABLELa desaceleración de las exportaciones empezó en julio del 2008. Pero fue en setiembre cuando estalló la crisis global con la caída del banco de inversión Lehman Brothers, que la situación empezó a agravarse. Según Carlos Castro, director de Industrias Nettalco, desde esa fecha las firmas estadounidenses empezaron a moderar sustancialmente sus compras.
No obstante esas reducciones, dijo el empresario, habrían resultado insuficientes, pues como la profundidad de la crisis financiera fue mucho mayor a la esperada, el consumidor estadounidense, temeroso de perder su trabajo, no compró prácticamente nada entre noviembre y diciembre.
El resultado de esa situación, agregó Pedro Gamio, presidente del comité de confecciones de la Asociación de Exportadores, fue una campaña “verdaderamente mala”. “En esos meses se hicieron muy pocos pedidos y la situación se vio reflejada en las cifras de exportación”, dijo. Es en ese contexto, continuó Gamio, que los compradores empezaron a hacer ciertas exigencias. La primera, y la más importante: acortar de 90 a 45 días los plazos de entrega.
Pero, paralelamente a lo que sucedía con el mercado estadounidense, las cosas también empezaron a complicarse en Venezuela, que en el 2007 se convirtió en la segunda plaza de exportación para los textiles peruanos.
¿La razón? Pablo Nano, analista senior de Estudios Económicos del Scotiabank, explicó que la caída de los precios del petróleo, que alentaba el poder adquisitivo de los venezolanos, sumada al régimen de tipo de cambio controlado, hicieron que aumentara de 60 a 90 días la demora en los pagos a los exportadores peruanos (sobre todo a los de Gamarra, que no cuentan con canales de distribución propios). El resultado: en el bimestre enero-febrero del 2009 los envíos a Venezuela disminuyeron en 62% respecto del mismo período del 2008.
Ello, sin contar que el futuro no se pinta muy alentador, pues el 2011 vencen los beneficios de la Comunidad Andina, luego de que Venezuela se retirara de este bloque económico.
A PERDER GRASALas cosas empezaban a ponerse color de hormiga para los exportadores. Los compradores les exigían menores plazos de entrega. Y, adicionalmente, la mayoría alertaba que las entidades financieras les estaban recortando el crédito y subiendo las tasas de interés, algo que los bancos aún niegan.
Fuentes del BBVA Banco Continental señalaron que no hay ninguna restricción para el sector textil y que siguen examinando la situación de cada empresa, caso por caso. Esta versión fue confirmada por el presidente de la Asociación de Bancos, Óscar Rivera, quien insistió que si bien hubo un ajuste en las tasas de interés de todos los sectores, están estudiando la situación de sostenibilidad de cada empresa de acuerdo con criterios como concentración de productos, mercados de destino y viabilidad financiera, pues “entienden que de ellos depende que no se asfixie a ninguna empresa”.
Pero, evidentemente, en una coyuntura que empieza a complicarse, ninguna textil quiso quedarse de brazos cruzados y lo primero que se hizo, dijo Estevan Daneliuc, gerente general de Topytop (la primera exportadora textil del Perú), fue “eliminar grasa”. En otras palabras, “reducimos costos, gastos operativos y turnos de trabajo”, refirió.
Pero no fue lo único. Luis Herrera, gerente de Creditex, dijo que, al igual que el resto de la industria, revisaron planes de inversión y se concentraron solo en las líneas más rentables. No obstante, eso no habría sido suficiente, pues la mayoría de las textiles no tuvo otro camino que empezar a dejar de renovar contratos con sus trabajadores en mayor o menor proporción para mantenerse en azul.
Así lo reconocieron las propias Nettalco, Creditex, Topytop, Textil El Amazo- nas, y Javier Seminario, gerente de Universal Textil. Empero, ninguna entidad, ni el propio Sindicato de Trabajadores Textiles se animó a dar una cifra oficial. Lo único que se sabe, con relativa certeza, es que, en promedio, se habría dejado de renovar entre un 10% y 15% de los contratos laborales del sector, entre enero y febrero del 2009.
PROYECCIONES ¿Que podríamos esperar en el corto plazo? Para el Scotiabank, el 2009 no será un buen año, pues las exportaciones de productos textiles caerán en 10%. La primera contracción desde el 2003.
No obstante, Gamio y Herrera tienen una visión menos pesimista. Ambos creen que, aunque lentamente, mejorarán ligeramente los envíos, pues para abril y mayo los compradores ya no contarán con stocks y deberán realizar nuevos pedidos.
SOBREVIVIENDOPero, ¿qué pasará con el sector mientras dure la crisis, que muchos estiman se prolongará hasta el 2010? Fernando Gerbolini, gerente de Textil El Amazonas, cree que solo sobrevivirán los más eficientes, aquellos que ajusten márgenes, y se adecúen a los menores pedidos. Para el ejecutivo esta crisis traería un proceso de reacomodo en el que podrían salir perjudicadas las mypes. Es por ello que considera indispensable que empiece a ejecutarse el fondo de garantía de Cofide, de US$300 millones, a fin de darle un mayor respiro a las empresas.
Para el español Feliú Marsal, considerado un experto global en textilería, la salida, más que en la diversificación de mercados, que es un proceso de largo plazo, está en la reconversión. “Para superar el bache que la industria española atravesó (2007-2008) pasamos de confeccionar camisetas a desarrollar productos para otras industrias (salud y aviación comercial), que hoy tienen más demanda”.
Para Daneliuc, es hora de mostrar agresividad comercial. “No puedes esperar sentado a que todo se resuelva, hay que agarrar la valija y demostrar lo bueno que somos en Colombia, Brasil o Chile”, dice. Por su parte, Castro cree que la apuesta debe seguir siendo la misma: EE.UU. porque no hay otro mercado más grande (ni en ingresos ni en consumo de marcas). Aunque agrega otro aspecto: “se debe reforzar el servicio, que es lo que nos diferenciará del resto del mundo”.
Si algo queda claro es que la industria no se dará por vencida y que tratará de adaptarse a este nuevo escenario que plantea el mercado mundial de textiles. Al final de esta crisis, un nuevo grupo de empresas, más fuertes y más eficientes que antes, puede ser el resultado.

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