lunes, 30 de marzo de 2009

Obama toma el volante

Carlos Chirinos-Vásquez

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó el plan de su gobierno para salvar de la quiebra a General Motors y Chrysler, y prometió que no dejará que la industria automovilística nacional desaparezca.

Hablando desde la Casa Blanca y rodeado de su Grupo de Trabajo para la Industria Automovilística, Obama cuestionó el manejo de los fabricantes de vehículos y de la clase política "que nos llevó hasta este punto".
"Bien, hemos llegado al final de ese camino", dijo Obama, y agregó que "no podemos, no debemos y no dejaremos que nuestra industria automovilística simplemente desaparezca".
"Ofreceremos a GM y Chrysler un período limitado para trabajar con acreedores y accionistas para que se reestructuren de una manera que se pueda justificar inversiones adicionales de fondos públicos", afirmó Obama.

Según el plan del gobierno General Motors, la mayor fabricante del país y hasta hace poco la mayor del planeta, tendrá 60 días y el capital que necesite para reestructurar sus operaciones. No especificó montos, pero GM solicitaba unos US$14.000 millones en fondos federales adicionales a los US$13.400 recibidos el año pasado.
Poco después de hecho el anuncio presidencial Chrysler informó que había llegado aun "acuerdo global" con la italiana Fiat para coordinar la alianza que ya Obama había declarado como la única manera de garantizar su supervivencia.
Chrysler dispondría de US$4.000 millones durante un mes mientras finiquita los detalles de su fusión con la fabricante italiana Fiat.
Si esa alianza no se concretaba Obama había advertido que no podría "justificar seguir invirtiendo fondos públicos para mantener a Chrysler en el negocio" en lo que muchos entendieron como el desahucio de la compañía.
Desafío Chrysler
La Casa Blanca rechazó los planes a los que ambas empresas se habían comprometido a presentar al ejecutivo tras recibir una primera parte de la ayuda federal el año pasado.

"Hemos determinado que ninguno va lo suficientemente lejos para garantizar las inversiones sustanciales que esas compañías están requiriendo" afirmó Obama, aunque reconoció que la industria ha hecho "progresos" en el último año.
Este domingo, con la salida de la presidencia de GM de Rick Wagoner, a solicitud de la Casa Blanca, muchos se preguntan si el gobierno va a ejercer ahora un derecho de veto en las juntas directivas de las empresas bajo auxilio.
Y aunque el presidente fue enfático al decir que el gobierno no tomará el control de la industria, sugirió a las dos empresas que se acojan a las leyes de bancarrota para hacer más rápido el proceso de cambios.
En los mercados de valores GM experimentó este lunes una fuerte caída en sus cotizaciones, debido a que no se descarta una eventual quiebra de la empresa.
La declaración de bancarrota no implica que las empresas necesariamente van a desaparecer -de hecho muchas compañías han logrado reflotar tras declarar la quiebra- pero los fabricantes temen que puede espantar a los potenciales compradores.
Por eso Obama también mandó un mensaje al público al decir que los autos que compren están garantizados "incluso más que nunca, porque detrás de las garantías estará desde hoy el gobierno de EE.UU."
Se buscan compradores
"Los consumidores están reduciendo el tamaño de las empresas al no comprar autos" aseguró a BBC Mundo Dutch Mandell, editor de la publicación especializada Autoweek Magazine .

Mandell considera que el plan anunciado por el presidente ataca el problema de la confianza de los ciudadanos en la capacidad de acción del gobierno, algo debilitada por los escándalos de quiebras bancarias del último año.
"Los consumidores tienen que sentir que pueden salir a comprar autos porque no van a perder sus empleos, que la economía estará bien. Cuando eso pase Chrysler y GM van a mejorar", aseguró Mandell.
Sin embargo, Mandell difiere del punto de vista presidencial y del de otros conocedores de la industria sobre la supuesta mala gerencia que habría llevado a la industria a este callejón sin salida fácil.
"Hay varias razones que se juntaron. Cuando tienen aumento del precio del combustible, cuando tienes una crisis bancaria, todas esas cosas se juntaron en esta crisis económica para formar esta tormenta perfecta", agregó.
Dutch considera que las fabricantes de autos han hecho lo que han podido, "aunque quizá más lento de lo deseado" para adaptarse a la coyuntura que ha implicado la reducción de ventas en cerca del 50% en el último año.
En cuanto a la rapidez de la recuperación de las empresas muchos consideran que incluso en el caso de que mejoraran las condiciones económicas y el consumo se reactivara habría que esperar un par de años para ver al sector fuera de peligro.

http://news.bbc.co.uk

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