jueves, 4 de diciembre de 2008

Aconsejan crear fondo de US$ 250.000M en América Latina

Un grupo de expertos llamó a gobiernos y organismos multilaterales a crear un millonario fondo para paliar los posibles efectos de las turbulencias financieras en América Latina.
por Marcelo García

Santiago. La evolución de la crisis financiera ha empeorado significativamente las perspectivas económicas de los mercados en América Latina. Es por ello que el grupo de expertos que componen el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros (CLAAF) instó este jueves a las autoridades de la región y a la comunidad internacional a tomar medidas preventivas para enfrentar los riesgos de un potencial deterioro significativo de las condiciones económicas.

La CLAAF estima que el reto central consiste en la combinación simultánea de dos factores igualmente peligrosos para la región: el proceso de fuga hacia la calidad (flight-to-quality) de fondos que están refugiándose en bonos del Tesoro de Estados Unidos, por un lado; y el congelamiento del crédito internacional, por otro. En esta línea, aseguran que se requieren de mecanismos "poderosos e innovadores" para reciclar esos fondos y reorientarlos de regreso hacia el sector público y privado de América Latina y los mercados emergentes en general.

¿Cómo lograrlo? La CLAAF identifica diversos mecanismos que facilitarían el reciclaje de los fondos y resolverían los problemas financieros del sector privado y público. Para el organismo, la seriedad de la situación internacional requiere de un compromiso de una cantidad de recursos sin precedentes: US$ 250.000 millones para tratar las necesidades potenciales del rollover y el apoyo para los presupuestos públicos de América Latina en el 2009 y 2010.

Dado que las cantidades involucradas exceden lo que pueden manejar actualmente las instituciones multilaterales, la CLAAF sostiene que el rol de dichos organismos debe ser mejorado a través de recursos adicionales y nuevas facilidades. Si bien una posibilidad sería es recurrir a reabastecimientos de capital, para evitar largas negociaciones y por conveniencia, el panel de expertos recomendó el establecimiento de un Fondo para Mercados Emergentes (FME) específico.

Ernesto Talvi, ex economista jefe del Banco Central de Uruguay, señaló ante una consulta de AméricaEconomía.com que “la propuesta está destinada a darle una solución integral al problema de la crisis financiera. Se ayudaría a los países de una manera transparente y clara ya que el control del buen destino de los recursos puede hacerse por instituciones receptoras de estos créditos”.

Para el experto, la naturaleza global de la crisis financiera requiere un enfoque global. “Si los países latinoamericanos enfrentan una salida de capitales, se podría inducir a los gobiernos a implementar medidas inconvenientes para el sistema globalizado, que Estados Unidos desea mantener”, asegura.

Por otra parte, Liliana Rojas-Suarez, Presidente de la CLAAF, dijo a este medio que “en comparación con otras crisis, donde los problemas estaban situados en países emergentes, ahora los inconvenientes de los países avanzados rápidamente se están extendiendo hacia otras regiones. Se requiere un accionar coordinado en distintas regiones y esto no se soluciona con un paquete de estímulos”.

En cuanto al fondo, Rojas-Suarez señala que no existe una fecha exacta para su disponibilidad. “Primero debe ser aprobado por los países. Nuestro rol es realizar propuestas en momentos difíciles. Nuestra propuesta es que el fondo sea financiado por Estados Unidos (Bonos del Tesoro), pero sería ideal incluir a otros países industrializados como Japón”, precisa.

El FME podría canalizar los recursos a través de las instituciones multilaterales por medio de la compra de activos (préstamos y bonos). Para tratar los requerimientos del rollover del sector público y el apoyo presupuestario, el organismo recomienda establecer líneas de crédito a través del FMI, BID y el Banco Mundial. Como mínimo, el objetivo de estas líneas es proveer el financiamiento necesario para asegurar una respuesta fiscal acíclica (neutral).

Por otra parte, la CLAAF recomienda dos tipos de facilidades para el sector privado. En el caso de las compañías que ya tienen acceso al mercado de capitales internacional y han demostrado por tanto tener un gobierno corporativo adecuado, se recomienda que las instituciones multilaterales canalicen los recursos del FME para proveer financiamiento o garantías directamente a estas compañías. Para las compañías con problemas de refinanciamiento que no están activas en los mercados de capitales internacionales, y en particular para el reabastecimiento de líneas de crédito comerciales, se recomiendan swaps con los bancos centrales que sean canalizados a través del sistema bancario local tanto privado como público.

Sin embargo, el organismo reconoce la necesidad de ir más allá y facilitar el financiamiento de políticas fiscales moderadamente contracíclicas que sea canalizado a través, por ejemplo, de impuestos temporales a las inversiones y créditos, regímenes de depreciaciones aceleradas e impuestos laborales bajos, en vez de programas nuevos de gasto público. Dada la importancia de mantener la solvencia fiscal, tal postura debe ser consistente con un nivel de deuda pública sostenible, señalaron durante una conferencia telefónica este jueves.

El organismo señaló que para hacer efectivas estas nuevas facilidades, será importante superar el estigma asociado al apoyo financiero de emergencia. La recomendación es que las nuevas facilidades estén disponibles para todos los países que califiquen, sin importar que lo requieran o no.

Los expertos señalaron que el reciclaje de los fondos requiere un fuerte liderazgo y una perspectiva global por parte de los gobiernos, al tiempo que apoyaron la decisión del G-20 de “ayudar a los mercados emergentes y países en desarrollo para que obtengan acceso a financiamiento dada la difícil situación financiera actual”.

Riesgos. La CLAAF estima que la falta de una acción oportuna y decisiva puede tener serios efectos en detrimento de los mercados emergentes y la economía mundial. A juicio del organismo, los riesgos para la región son que un número de países enfrentará presiones recesivas en el 2009 como resultado de la aguda disminución de la actividad económica mundial y de la caída de los precios de las exportaciones.

En segundo lugar, el refinanciamiento de la deuda pública y privada ha sido interrumpido por el congelamiento de los mercados de capitales internacionales. Incluso los mercados de deuda locales, los cuales se han desarrollado significativamente en los últimos años en varias economías de la región, están sufriendo la salida abrupta de los inversionistas extranjeros. Finalmente, dada la ausencia de crédito, los países se pueden ver forzados a elegir entre sufrir un doloroso ajuste fiscal procíclico o tomar medidas altamente distorsivas para evitarlo.

Si bien las condiciones iniciales de la región son relativamente fuertes, pues están asociadas a un periodo de rápido crecimiento y a la aplicación de políticas macroeconómicas prudentes, dada la complejidad y profundidad de los desafíos que enfrenta América Latina, la autocomplacencia de los autoridades y la comunidad internacional puede resultar en una caída significativa de la actividad económica, pérdida de empleos, aumento de la pobreza, quiebras en el sector privado, problemas en el sector bancario y, quizá, dificultades de pago de algunos gobiernos soberanos de la región.

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