lunes, 7 de abril de 2008

Grado de inversión

Por David Rivera del Águila. Economista [Editor]

Un artículo de "The Wall Street Journal" llamaba la atención la semana pasada sobre cómo la crisis en Estados Unidos estaba impactando de manera desigual en la economía mundial. Mientras países como Australia, Brasil o los Emiratos Árabes siguen expandiéndose, gracias a sus materias primas, y productores industriales como Alemania y Japón están sorteando los problemas, gracias a la diversificación de mercados de sus exportaciones, las tasas de crecimiento de naciones como Tailandia, Filipinas y Malasia empiezan a descender y países como Hungría e Islandia podrían ser las próximas víctimas de las crisis de crédito que se inició en la primera economía del planeta.

La semana pasada también, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (el BCR de ese país), aceptó la probabilidad de una recesión en dicho país. En realidad, ya nadie duda de que eso ocurrirá este año, la pregunta hoy es cuán profunda y prolongada será, porque si lo es mucha, probablemente la economía mundial como conjunto ya no se mostraría tan robusta para capear ese temporal.

Por el momento, Europa ha sido el primero en acusar los estragos de la crisis estadounidense, y países como Letonia, Lituania y Estonia, además de Rumanía, Bulgaria y Hungría podrían enfrentar una sequía de crédito y la posibilidad de una repetición de la crisis financiera de los años 90, por lo que están preparándose para enfrentar ese escenario, señala "The Wall Street Journal".

Así, según lo que es posible prever hasta el momento, Asia y América Latina serían las regiones que menos sufrirían las consecuencias de la recesión estadounidense, aunque nadie puede afirmar con certeza hasta dónde llegará y a qué países alcanzará y con qué fuerza.

En este contexto de incertidumbre, el grado de inversión recibido la semana pasada por el Perú de parte de la calificadora Fitch (y que hace prever que lo obtendremos de otra agencia en los siguientes meses), más que un cambio sustantivo, es también un nuevo signo distintivo de la fortaleza del país para enfrentar una etapa difícil de la economía mundial. Tener el grado de inversión (una señal de confianza para los inversionistas) y contar con el potencial de crecimiento que tiene el país será un imán adicional para los inversionistas interesados en el Perú.

Como ha señalado el ex ministro Fernando Villarán, el grado de inversión es el premio a la continuidad. Ha recordado que durante tres gobiernos se ha producido una situación de persistencia y mejoramiento de tres políticas públicas en el ámbito económico: las macroeconómicas, las financieras y las comerciales (esta, de las dos últimas administraciones).

En este sentido, para continuar consolidando los avances y sobre todo la viabilidad de largo plazo del país, además de mantener las tres políticas antes señaladas, el Gobierno y el país en su conjunto necesitan priorizar algunas reformas que deberán ser sostenidas en el tiempo. Como hemos señalado con anterioridad, en el campo económico y social una de ellas es el desarrollo productivo de las zonas más pobres del país, así como las reformas en el ámbito educativo, el de salud y el de los programas sociales.

La agenda pendiente es más amplia que estos puntos, evidentemente, pero así como las reformas macro nos están permitiendo recibir el reconocimiento del mercado internacional, las antes mencionadas nos permitirían integrarnos como país y asegurar nuestra viabilidad en el largo plazo.

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