jueves, 27 de diciembre de 2007

Puerto Wong

Por Eduardo Morón. Economista

No sé si se habrán enterado de esto, pero Los Iracundos se reunirán para grabar una nueva versión de una de las canciones favoritas de mi papá: "Puerto Montt". Esta nueva versión servirá como música de fondo para el comercial que presentará la nueva cadena de supermercados líderes en el Perú: "Puerto Wong". No contentos con esa iniciativa, los nuevos directivos introducirán un listón azul al tradicional letrero rojo patrio. Hubieran querido poner una estrella solitaria, pero no saben cómo acomodarla en el nuevo logo. Obviamente, nada de esto va a suceder. Los nuevos dueños de Wong no pueden ser tan torpes de estropear el intangible de la marca, construido a partir de varios elementos: (1) la esforzada atención al cliente siempre con una sonrisa, (2) la preocupación por el detalle, (3) liderar una campaña de fomento de la peruanidad. Resulta obvio que será muy difícil que Wong (versión Cencosud) sea capaz de seguir liderando esta campaña. Al menos lo tendrá que hacer de un modo distinto.
Para muchos la venta de Wong ha significado poco menos que traición a la patria. Además, es cierto que para muchos esa sensación se refuerza porque quien compra es una empresa chilena. Yo no hubiera hecho tanta alharaca como Rey, quien salió a celebrar la venta, pues no veo qué es lo que gana el Perú. Estoy convencido de que la familia Wong sale favorecida con la transacción y les facilita su transición hacia otros negocios. Pero no creo que sea un acontecimiento como para que el ministro de la Producción saque sus botellas de Pisco 7.9 para celebrar.
Las empresas pueden estar bien o mal económicamente de muchas maneras. La más simple es mirando su flujo de caja mensual. Es decir, hacen o no hacen plata. Wong hacía plata, no tanta como muchos suponían. Sin embargo, es una empresa con un inmenso potencial. Basta pensar en la proporción de peruanos que aún viviendo en una ciudad relativamente grande sigue recurriendo a mercados en lugar de los supermercados. Al Perú aún le falta mucho camino por recorrer en ese sentido. Además, hay que pensar que esa proporción se irá reduciendo en la medida que el crecimiento del ingreso de los peruanos siga subiendo. Entonces, hay un retorno futuro potencial que hace que la empresa valga la pena. Además, nadie puede negar el valor de una buena reputación y un buen nombre.
Todo eso ha hecho que Cencosud y varias otras hayan tocado las puertas de Wong y hecho cuentas más de una vez para intentar una compra. Cualquier empresa peruana o de cualquier bandera que tenga ese potencial está expuesta a ser comprada. No debería sorprendernos que al cabo de unos años Wal-mart, el gigante estadounidense, inicie un proceso de expansión en América Latina y empiece a comprar cadenas enteras. Así, casi sin enterarnos, peruanos, argentinos, chilenos y colombianos terminaremos comprando en un almacén donde ni siquiera nos pongan música de Los Iracundos.
Solo recordemos que la marca Wong seguirá siendo una construcción hecha por peruanos. Obviamente que dado que se trata de un servicio, la renovación del buen nombre es un acto cotidiano. Si algún día lo pierde, no dudaremos en señalar al posible culpable. ¡Felices fiestas a todos!

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