por Ignacio Gòmez Escobar
Si leemos con detenimiento la definición de logística que propone GS1 COLOMBIA nos encontramos con el siguiente párrafo “…la logística debe proveer el producto correcto, en la cantidad requerida, en las condiciones adecuadas, en el lugar preciso, en el tiempo exigido, a un costo razonable.” Un reto definitivo para las empresas y los empresarios de hoy y en el cual el marketing tiene mucho que ver. Al leer esta parte de la definición muchos podrían pensar que es un problema para los Ingenieros Industriales o los Ingenieros de logística y es verdad, pero también es un reto para la gente de mercadeo puesto que la famosa cuarta “P” de plaza o distribución ha evolucionado a logística. Este cambio ha obligado a que los directivos de las empresas se concentren en desarrollar formas más eficientes de manejar el flujo de productos a lo largo de la cadena de abastecimiento.
El concepto fundamental de la logística, para responder adecuadamente a la exigencia planteada en la definición, esta referido a la gerencia de la cadena de abastecimiento. La visión empresarial de quienes participan en este proceso, es un flujo más rápido y que responda mejor, costando menos, en el recorrido de productores y comerciantes, tanto mayoristas como minoristas. Una cadena sin interrupciones, en la cual la información además de ser fundamental en todo este proceso, fluye rápida y oportunamente a todas las partes involucradas, vía el consumidor final.
Eli Goldratt nos recuerda con frecuencia que la competencia está evolucionando: ya no es tanto empresa contra empresa, sino cadena de suministro contra cadena de suministro. Por tanto, lo que se requiere es trabajar con eficiencia a lo largo de toda la cadena de suministro, no sólo en cada una de las empresas individuales que la componen.
La logística, está orientada al posicionamiento de los recursos en relación con el tiempo. Los productos y servicios que se ofrecen no sólo deben ser innovadores sino que deben responder rápidamente a la demanda. En otras palabras, entrega servicio oportuno, directamente relacionados con rapidez. Es decir, una entrega a tiempo, en el momento justo que el cliente lo necesita y en donde lo necesita; en su tiempo y en su espacio. Esto implica una clara orientación a reducir o comprimir la cantidad de tiempo que consumen los distintos procesos de abastecimiento, producción y comercialización. Esto es, reducir dichos procesos al menor tiempo posible. Una reducción de tiempo, implica al final, una reducción de costos, una mayor oportunidad y el camino expedito de conseguir la lealtad del cliente.
El éxito o el fracaso dependen de la capacidad de una empresa para definir una estrategia eficaz y lograr la meta de una ventaja competitiva sostenible. En los últimos años hemos visto cómo las empresas evolucionaron a partir de las estrategias basadas en la calidad a las estrategias orientadas al cliente y finalmente a las basadas en el tiempo. Una competencia ágil exige que los procesos que sirven de respaldo a la creación, producción y distribución de productos y servicios estén centrados en la percepción del valor que tiene el cliente con respecto a un producto. Los sistemas basados en el tiempo aceleran los procesos y reducen los tiempos de fabricación. Así se reducen también los niveles de inventario y el tiempo de respuesta y es aquí en donde la logística tiene un peso muy importante como cadena de abastecimiento desde la materia prima hasta que expira la garantía.
Pero la logística no se ha quedado allí, ha continuado su evolución y se han conformado como parte importante de las estrategias competitivas “las redes de empresas” o “empresas red” o cadenas de “valor agregado”. Una empresa-red consiste en crear una pequeña empresa dentro de una gran dimensión, para explotar conjuntamente las ventajas de la gran empresa (consorcios) y de la pequeña empresa (rapidez), así se logra mas flexibilidad y mas autonomía. Con la estructura de red se evoluciona de un sistema de fuerte concurrencia en las relaciones interempresariales a otro de solidaridad productiva o “cooperación Interempresarial”. Se pasa de la lógica enfocada en la búsqueda de economías de escala a la lógica centrada en una respuesta rápida, múltiple y solidaria y adaptada a una demanda heterogénea y fluctuante.
María Fernanda Rey de Latin American Logistic Center confirma lo que hemos expuesto al referirse al tema: La película empieza siempre igual. Conflictos entre estrategias funcionales. Complejidad en la toma de decisiones. Falta de coordinación entre agendas y socios comerciales con intereses opuestos. A todos les va bien, pero a la empresa le va mal. La solución de estos desafíos requiere un nuevo enfoque gerencial que interprete la realidad desde una perspectiva fresca. Hoy, esa perspectiva la aporta la visión integradora de redes de abastecimiento y la consideración de múltiples socios comerciales en el diseño de las soluciones.
Como hemos visto el término “cadena del valor” se refiere a una red de alianzas verticales o estratégicas entre varias empresas de negocios independientes dentro de una cadena de suministro. La cadena de valor se crea cuándo las empresas tienen una visión compartida y metas comunes, se forma para reunir objetivos específicos de mercado para satisfacer las necesidades de los consumidores. Esto permite tomar decisiones en conjunto como así también compartir los riesgos y beneficios. También permite realizar una inteligencia cooperativa: estructura de costos, marketing e información organizacional que se comparten para aumentar la ganancia y competitividad de la cadena del valor.
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