El gobierno de Barack Obama y el golpeado consorcio financiero llegaron a un acuerdo para ampliar la participación estatal en la entidad
Luego de sucesivas marchas y contramarchas, y de un sinfín de desmentidas sobre las intenciones de su gobierno, el presidente de los EE.UU., Barack Obama tomó una de las decisiones más esperadas por el mercado de los últimos tiempos: concretó su intevención en el paquete accionario del Citigroup.
La operación se cristalizará cuando un total de 25.000 millones de títulos preferenciales en manos del gobierno se conviertan en acciones ordinarias con derecho a voto. A partir de ese momento, el Estado se convertirá en el principal accionista del grupo financiero.
De esta forma, el gobierno de ese país no sólo pasará a controlar el 36% del paquete accionario, sino que también podrá nombrar varios directores independientes, en tanto que, según fuentes confiables, su actual CEO Vikram S. Pandit se mantendrá en su puesto.
En abril, el Citi realizará su junta anual y cinco de los 15 miembros del directorio no serán candidatos a la reelección o habrán alcanzado la edad para jubilarse. "Los inversionistas quieren ver rodar cabezas porque están muy enojados con toda la industria bancaria", comentó Marshall Front, presidente de Front Barnett Associates LLC.
"Pero la gerencia de Citigroup está tan calificada para lidiar con los problemas que enfrenta el banco como cualquier otro, y no tendría la curva de aprendizaje que enfrentaría alguien nuevo". indicó.
Esta es la tercera gran movida del gobierno estadounidense para tratar de rescatar al que fue el primer banco del mundo. Pero, a diferencia de las anteriores, la actual no implicará en lo inmediato una inyección de dinero constante y sonante, aunque a esta altura de la crisis, cuando nadie sabe qué puede pasar con las próximas decisiones, son pocos los que se atreven a asegurar que no se requerirán nuevos aportes en el futuro.
En octubre y noviembre del año pasado Citigroup emitió acciones preferenciales por u$s52.000 millones, de las cuales u$s45.000 millones fueron considerados como aportes de capital y el resto como una comisión para que Estados Unidos aceptara compartir las pérdidas en una cartera de activos problemáticos de u$s301.000 millones.
En medio de estos anuncios, el banco adelantó que incrementó sus provisiones para el cuarto trimestre del 2008 en nada menos que otros u$s9.600 millones, de forma que las pérdidas del último ejercicio anual rondarían los u$s27.700 millones, frente a los 18.700 millones anunciados con anterioridad. Una jugada inevitablePara muchos de los analistas consultados por iProfesional.com, este paso era inevitable, tal como expresó el economista Orlando Ferreres: “La nacionalización de los bancos es prácticamente la única salida por el momento”. Ferreres también explicó que “si el Estado les brinda el apoyo financiero que necesitan, los fondos del Gobierno serían casi todo su capital”.“Es decir que, en la práctica, las entidades serían del Gobierno a pesar de que éste no los maneje", subrayó. En este contexto, añadió que “hay dificultades para que los privados capitalicen y lo único que queda es el Estado. Y mucha gente, justamente, quiere que el Estado los adquiera”. Al respecto, Miguel Angel Broda explicó a iProfesional.com que “el sistema financiero internacional tiene pérdidas de por lo menos dos veces su capital y necesita una millonaria inyección de fondos. El problema es que no hay recursos privados que quieran capitalizar a entidades en problemas, sobre todo porque los que lo hicieron entre noviembre de 2007 y abril de 2008 perdieron 70 u 80% de lo que habían puesto”. Y concluyó: “Los gobiernos del mundo tienen sólo dos alternativas: o dan garantías y compran activos malos, o capitalizan los bancos”. Una de las cuestiones que más pesaron a la hora de las decisiones fue la ideológica. Ya que para muchos estadounidenses este tipo de acciones va en contra de sus principios.¿Un nuevo capítulo en la crisis?Si en algo acuerdan los economistas, es que la debacle de los mercados no ha tocado fondo. Lo que genera divergencias es si la decisión de Obama de "tomar al Citi por las astas" representa un hecho bisagra o simplemente ratifica la política adoptada a fines del 2008.En un balance crítico de las medidas adoptadas previamente por la Casa Blanca, el economista de la UBA Claudio Katz señaló que "los salvatajes realizados no han dado ningún resultado"."La razón es que el rojo de los bancos, la quiebra, es mucho mayor de lo que todo el mundo imagina. Hay un problema con la incobrabilidad de los créditos de las grandes empresas, por más que inyecten fondos, los bancos no se capitalizan", aseguró.De este modo, para Katz, la decisión tomada con el Citi es un camino sin retorno."Abre una nueva etapa de nacionalizaciones transitorias, que va camino a convertirse en una tendencia generalizada", sentenció.Y añadió: "A medida que pasa el tiempo y exista una mayor insolvencia de los bancos, cada vez van a ir pasando más a manos del Estado".En cambio, otros analistas le bajan el tono a la intervención estatal en el Citi por considerar que la medida convalida la política adoptada en diciembre, cuando la Fed entregó al banco un prestamo equivalente al 8% de las acciones de la entidad."No es un aumento de los fondos públicos para respaldar a entidades financieras, sino que transforma el préstamo en acciones del Citi, sin que esto implique más fondos del Estado", señaló Jorge Castro, director del Instituto de Planeamiento Estratégico.Con esto, explica el analista, "el Gobierno se transforma en principal accionista individual del citi".De esta forma, según Castro, lo que ha hecho el gobierno es indicar que "comparte la suerte del banco y que no puede quebrar".Duro golpe para los accionistasCon esta jugada, las tenencias de accionistas existentes disminuirán a un 26 por ciento. Actualmente, el Gobierno controla un 8 por ciento."El Gobierno es el nuevo jefe", comentó Mike Holland, de la administradora de dinero Holland & Co. "Cada gran decisión no saldrá de Park Avenue, sino de Washington, D.C", añadió.La primera reacción de los mercados ante el nuevo acuerdo puso sobre el tapete el profunda desencanto de los inversores, ya que las acciones del banco se desplomaron casi 40% en la rueda del viernes en Wall Street. El valor de la acción se ubicaba el viernes por debajo de los u$s1,48, cuando hace exactamente un año cotizaba a u$s24,59 por unidad. En lo que va del año, la pérdida en bolsa es ya de un 76% y en doce meses, se amplia a un 94%.Las ventajas de replicar la experiencia del CitiTras la jugada del gobierno de EE.UU., por estas horas se intensifica el debate sobre si la eventual nacionalización de entidades puede poner punto final a la crisis y si, asumido el costo político, puede marcar un punto de inflexión que otorgaría mayor calma a los inversores.“La nacionalización sirve para cortar la especulación de corto plazo. Puede ayudar a cambiar el humor del mercado y a salvar la economía real. Lo peor que puede pasar es que ésta se siga deteriorando”, explicó Agustín Cramo, analista de mercados internacionales.Para Daniel Artana, de FIEL, “la nacionalización transitoria de la banca tiene la ventaja de resolver el problema de la incertidumbre sobre cuánto valen los activos de los bancos, y las entidades no tienen que mandar todos los activos tóxicos a pérdida”.¿Tiene fecha de vencimiento la crisis? Ahora, ¿qué se puede esperar tras estas medidas? Desde la consultora de Orlando Ferreres, Fausto Spotorno resaltó: “hasta que los activos y pasivos de los bancos no sean revaluados, la crisis no se va a solucionar”. Por su parte, el ex ministro de economía del Gobierno de Carlos Menem, Roque Fernández, se mostró cauto ante el impacto de la medida y aseguró que Obama está lejos de ver una luz al final del túnel. "Si me preguntan si esto es suficiente, yo pienso que todavía falta. Con un 36% de participación accionaría evidentemente acrecienta los fondos que se agregan al citiban, pero no alcanza para resolver la crisis", afirmó.Los expertos coinciden en señalar que la nacionalización resuelve uno de los problemas de fondo, que es el de la valuación de activos. Pero queda otro, no menor, en pie: la reactivación del crédito, un elemento clave para que los mercados puedan, poco a poco, encontrar un poco más de calma. Claro está, que para esto suceda debe volver la confianza.Al respecto, se refirió el economista Camilo Tiscornia, de Castiglioni, Tiscornia y Asociados: “La nacionalización sería una forma de resolver el miedo que existe sobre la insolvencia de algunos bancos, pero eso no va a resolver automáticamente el hecho de que vuelva a haber crédito. Aunque en la medida que tome más participación el Estado, es probable de que sea éste el que trate de forzar los préstamos”, apuntó.Gustavo Perilli, economista de Finsoport especializado en temas internacionales, coincidió con Tiscornia: “Si los bancos siguen cayendo, lo que queda es una corrida contra todo el sistema financiero”. De este modo, “la nacionalización sirve para evitar que se profundice el miedo. No va a solucionar del todo la crisis, pero puede evitar una catástrofe. La crisis se va a solucionar cuando los consumidores empiecen a consumir y los productores a producir”. Y para ello deberá reactivarse el crédito.
(c) iProfesional.com
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